*¿Aún me amas?* —¿Aún me amas?— pregunté, con el alma desnuda, temblando en mis labios. —Aún te quiero— respondiste, como quien deja una puerta entreabierta sin intención de volver. Y mi pecho se quebró en un silencio más cruel que el filo de un cuchillo. Porque amar y querer no son lo mismo, pero en tus ojos aún ardía un rescoldo. Un rescoldo que ya no bastaba para salvarme. Quise aferrarme a tu sombra, a la sombra de lo que fuimos, pero resbaló entre mis dedos como arena en un puño cerrado. Tu amor era ayer, mi amor era siempre, y en ese abismo no hay redención. Me alejé con los pies pesados, con la certeza punzante de mi soledad. El mundo era un invierno sin tregua, y cada paso dolía como una puñalada. El aire se volvía espinas en mis pulmones, y la noche me abrazaba con garras de hierro. Llegué al borde de aquel puente viejo, donde tantas veces soñé contigo, donde la luna nos vio besarnos cuando aún existía el "nosotros". Pero esta vez la luna no miró, o quizás prefirió no ver. Cerré los ojos y di un último suspiro. El viento me recibió con brazos abiertos, y en su abrazo me volví olvido. El agua me tragó sin preguntas, como tú me habías dejado ir. Dicen que en la orilla encontraron una carta, con solo dos palabras escritas en sangre: *"Aún te quiero."*