*Me morí de amor* Jamás lloré lo suficiente cuando te fuiste, hasta que las lágrimas fueron mares, hasta que la marea me arrastró a un abismo donde solo tu ausencia respiraba. Me morí de amor en cada noche callada, en cada suspiro que se hizo viento, en cada sombra que me susurró tu nombre y en cada latido que no encontró respuesta. Te busqué en los espejos y en la lluvia, en las páginas de los libros sin final, en las estrellas que parecían más frías, en el eco de una voz que ya no estaba. Las palabras se hicieron cenizas en mi boca, el mundo giró, pero mi alma quedó quieta, varada en el instante en que dijiste adiós y el silencio se volvió mi único lenguaje. Me ahogué en la ausencia de tus abrazos, en los recuerdos que pesaban como piedras, en la certeza cruel de que todo lo nuestro era solo una historia escrita en arena. Y cuando mi pecho ya no pudo más, cuando la tristeza fue más fuerte que el aire, cuando mi corazón dejó de intentarlo, entonces sí, me morí de amor. Pensé que la muerte me llevaría a ti, que el frío final sería solo un puente, pero desperté en un vacío infinito, lejos de todo, lejos de ti. Grité tu nombre en la oscuridad eterna, pero solo me respondió el eco del olvido. Te busqué en los rincones de la muerte, pero allí tampoco estabas. Quizás la vida te guardó para otro amor, quizás me condené a estar sin ti para siempre. Ni en la muerte te encontré, ni en la eternidad me abrazaste. Y así, sin alma, sin cuerpo, sin destino, vagué como un susurro perdido en la nada, muriéndome de amor una y otra vez, sin final, sin paz, sin ti.