Trabajadores de la educación de Misiones
February 4, 2025 at 03:36 PM
JUGAR POR LA PARALELA HASTA REMATAR Y VENCER.
A fines del año pasado nos enteramos por ahí que en ciertos ámbitos nos llaman "los luchones", y que para calmar los reclamos de sus propias bases sus referentes les dicen "¿y ellos qué consiguen?".
Saber de ello fue una mezcla de satisfacción, pero también de tristeza: la trivialidad con la que se trata un asunto tan sensible como es la olla de más de 30 mil compañeros, sumada a una actitud totalmente funcional a la patronal.
No tenemos conocimiento de otras experiencias en el país donde el salario se discuta por separado: un sector por un lado, otro sector por otro, de forma paralela. Generalmente todos participan del mismo ámbito y bueno, allí surgen acuerdos y diferencias, pero en la misma reunión participan todos los que tienen representación docente. No es el caso de la tierra colorada.
En la escuela, muchísimos docentes que no están ni remotamente familiarizados con estas cuestiones se manejan con una máxima simple y pragmática: "no importa de donde venga el aumento, pero que venga". Campo fértil para la cizaña del poder.
Para quienes damos la pelea siempre, esa expresión es como una puñalada. Porque quien haya participado medianamente sabe lo difícil que fue lograr después de tantas luchas no solo poder sentarse y ser reconocido como interlocutores legítimos de amplísimos sectores de la docencia, sino también que a través de ello hayamos obtenido notables conquistas desde esas instancias, aunque por supuesto, silenciadas por el apabullante aparato mediático que desgraciadamente también consumen y reproducen muchos colegas. Cuántas ocasiones hemos movido el avispero y tensado la cuerda definiendo la pauta (con todo el sacrificio que ello conlleva) para que después aparezca la sentencia: "es lo que firmaron los otros"...y sí, el poder político no es suicida, no va a vender tan gratuitamente un triunfo a quienes solo tienen por banderas sus sueños.
En este punto es necesario entender que las fuerzas propias se han encontrado con una muralla que hasta el momento no hemos podido derrumbar; sí la hemos sorteado en ocasiones, pero no hemos logrado que eso se convierta en algo definitivo. Los resultados de determinados momentos son resultados relativos, provisorios, producto de la correlación de fuerzas y de un proceso, no de una sola acción: los logros han sido mayores cuando el nivel de descontento se expresa en acciones colectivas cada vez más grandes que condicionan y hasta alteran los planes de la patronal.
El problema radica en que avanzamos en una línea progresiva desde la mesa de los sectores en lucha, pero se choca con la tendencia regresiva que impone la "otra mesa". Dicho en otras palabras: cómo empujar a pelear por más salario cuando un sector, sin chistar, firma y se conforma. Y por qué: porque son la manifestación de la voluntad del poder político al que legitiman con su accionar, que no solo pretende garantizar un ajuste económico y social sino sobre todo porque abonan a la división y la fragmentación de la docencia.
El saldo es parcial: no es todo lo que quisiéramos, pero a su vez no es todo lo que ellos quisieran ajustar. Y en esa pulseada estamos, pero también hay otros elementos...
Los espacios oficialistas no son una unidad homogénea, y debemos ser capaces de leer sus matices. Algunos ofician de ala izquierda y tensionan discursivamente; otros son parte indistinguible del Gobierno educativo, encaramados en los organos de conducción de todos los estamentos educativos; otros solo se dedican a donar agendas y útiles en sorteos escolares, y finalmente, otros son solo sellos.
Ahora bien, el que cree que todo funciona de manera tan lineal se equivoca. Porque ya sea de forma algo pasiva, o abiertamente manifiesta como viene sucediendo de manera cada vez más recurrente, las críticas y el malestar "de abajo hacia arriba" vienen expresándose. Es que solo con el amor al chaleco o la pechera no se pagan las cuentas ni se da de comer a los hijos, ya que si la conducta sindical no está a la altura, por algún lado la bronca aflora.
Por eso, la agudización de la crisis social y económica golpea a todos los trabajadores. Es así que en ocasiones la presión desde abajo se hace sentir de tal forma que golpea a sus conducciones y los hace entrar en contradicción: lo que espera de ellos la patronal no se condice con la necesidad de los afiliados. En consecuencia, para el Gobierno es un golpe duro que de seis sindicatos sólo dos firmen un acta, o incluso que no firme nadie y deba sacar aumento por decreto.
El año pasado tuvimos algo de eso. Y en esa coyuntura logramos que la fuerza crezca, y nos encontramos de pronto con carteles de gente que ni hubiéramos imaginado. Pero a no confundirse: más temprano que tarde el poder los alínea, ya que esas irreverencias se castigan, y desgraciadamente ninguna de esas conducciones hasta ahora demostró voluntad de sacar los pies de la palangana.
Finalmente, para luchar no hay que tener credenciales: solo estar dispuesto a hacer un esfuerzo importante, a pulmón, por un beneficio colectivo, rompiendo los estrechos corsetes del sindicalismo tradicional, de verticalidad orgánica y delegativa. Una lucha puede terminar en victoria, como también puede terminar en derrota: solo se sabe luchando. Pero como decía Brecht, el que no lucha ya perdió.
Ojalá encontremos la forma, los zigzagues y la paciencia para que nuestra fuerza y convicción crezcan y sumen a más compañeros. Ojalá también logremos pulir lo que haya que pulir para fortalecernos. Somos uno de los pocos sectores que resiste, siempre con alegría y entereza. Nuestra sola presencia rompe sus acostumbradas maquinaciones.
Mientras jugamos por la paralela, trabajemos sin cesar por ese remate que sea símbolo de la mejora que tanto queremos los docentes de esta tierra.
04/02/2025
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