Rincón Azul 💙⚛️
March 1, 2025 at 02:19 AM
𝗘𝗹 𝘀𝘂𝘀𝘂𝗿𝗿𝗼 𝗲𝗻 𝗹𝗮 𝗽𝗲𝗻𝘂𝗺𝗯𝗿𝗮. 𝗟𝗮 𝗵𝗶𝘀𝘁𝗼𝗿𝗶𝗮 𝗾𝘂𝗲 𝗵𝗲𝗹𝗮𝗿𝗮 𝘁𝘂𝘀 𝗵𝘂𝗲𝘀𝗼𝘀! El pueblo, escondido entre colinas brumosas, era un refugio para quienes buscaban paz o, como en el caso de Alan, para aquellos que deseaban huir de su dolor. Tras el trágico accidente que le arrebató a su esposa, Alan se había sumergido en un abismo de tristeza. Las paredes de su vida se habían derrumbado, y él solo buscaba escapar de los recuerdos que lo atormentaban cada noche. El viento ululaba entre las calles desiertas cuando llegó, arrastrando consigo el rumor de lo que había ocurrido décadas atrás en la vieja mansión de la colina. Los lugareños hablaban de ella en susurros, como si el solo hecho de mencionarla pudiera invocar algo oscuro y peligroso. Alan, sin embargo, no prestó mucha atención. Para él, la pérdida que llevaba en su pecho era un dolor mucho más palpable que las historias de fantasmas. Aún así, no pudo evitar sentir una extraña atracción hacia aquella casa. Era un caserón en ruinas, con ventanas rotas y la fachada cubierta de musgo y maleza. Pero había algo más, algo que lo llamaba. Quizás era la desesperación, o el deseo inconsciente de sentir algo diferente al vacío en su corazón. Sin saber por qué, cada vez que pasaba cerca de la casa, sus pasos se hacían más lentos, y sus ojos se fijaban en sus muros como si esperaran que algo se asomara desde las sombras. Una noche, tras semanas de insomnio y pesadillas, el impulso fue demasiado fuerte. La tormenta rugía con furia en el cielo, pero Alan no podía quedarse más tiempo en su habitación vacía, rodeado de recuerdos que no lo dejaban respirar. Se puso un abrigo y salió al aire frío, sus pasos dirigiéndose casi automáticamente hacia la mansión en lo alto de la colina. El viento aullaba, empujándolo hacia adelante, como si la tormenta misma quisiera que llegara a su destino. Las ramas de los árboles crujían como dedos retorcidos y el barro se pegaba a sus botas mientras subía la cuesta, pero Alan no vaciló. Cuando alcanzó la puerta de la casa, esta crujió y se abrió sin resistencia, como si lo hubiera estado esperando. El interior era tan lúgubre como había imaginado. El polvo cubría cada superficie y el aire estaba enrarecido, denso con el peso de los años. Pero no era solo eso. Había una presencia, algo más en la casa. Alan lo sintió al instante, esa sensación punzante en la nuca que eriza la piel. No estaba solo. El crujir de sus pasos resonaba en el silencio opresivo mientras avanzaba por el vestíbulo. Las paredes estaban cubiertas de retratos antiguos, sus ojos apagados lo seguían a cada paso. Una escalera destartalada llevaba al segundo piso, pero algo le decía que su destino no estaba allí. No, lo que lo había traído aquí estaba más abajo, en las profundidades de la casa. Casi sin pensarlo, se encontró frente a una puerta en la parte trasera, medio oculta tras una cortina mohosa. Detrás de ella, una escalera descendía al sótano, un lugar donde el aire se volvía aún más frío, donde la oscuridad era tan densa que parecía absorber toda la luz. Alan titubeó por un momento. Su mente le gritaba que se fuera, que saliera de ese lugar y no mirara atrás. Pero algo más, una voz suave y seductora, lo impulsó a continuar. El sótano era un lugar de sombras profundas, lleno de viejos muebles cubiertos por sábanas amarillentas. Pero en el centro, en una esquina apenas iluminada por un resquicio de luz que se colaba desde las grietas del suelo, había un espejo antiguo, alto y ovalado, rodeado por un marco de madera tallada. Alan no entendía por qué, pero aquel espejo lo llamaba. Se acercó con pasos vacilantes, y cuando estuvo lo suficientemente cerca, se inclinó hacia él. La superficie estaba cubierta de polvo, pero pudo ver su reflejo, distorsionado, como si algo más se moviera detrás de su imagen. Entonces lo escuchó por primera vez: un susurro, suave, apenas audible, como si viniera de muy lejos. Alan giró sobre sí mismo, escaneando el sótano, pero no vio nada. Aun así, el susurro persistía, palabras que no podía entender pero que se clavaban en su mente como espinas. Se acercó más al espejo y pasó su mano sobre la superficie, limpiando una sección para ver mejor. Al instante, el susurro se hizo más fuerte. Pero esta vez no era solo un murmullo. Eran palabras, claras y aterradoras. —Te estaba esperando... Alan retrocedió bruscamente, su corazón golpeando en su pecho. El reflejo en el espejo no se movía en sincronía con él. En lugar de eso, la figura seguía allí, mirándolo, sonriendo. Pero no era él. Los ojos del reflejo estaban hundidos, vacíos, y esa sonrisa… no pertenecía a ningún ser humano. Antes de que pudiera moverse, una figura emergió de la penumbra detrás de él. Era una sombra, una mancha oscura que se deslizó por el suelo, serpenteando hacia él con un propósito claro. Alan intentó correr, pero sus piernas no respondían. El terror lo inmovilizó mientras la sombra lo alcanzaba, rodeándolo con un frío insoportable. Los susurros se volvieron gritos. Voces múltiples resonaban en su cabeza, exigiendo algo de él, pidiéndole que se entregara, que se uniera a ellos. Sintió que algo le arrebataba el aire de los pulmones, como si la sombra estuviera succionando su esencia misma. Con un último esfuerzo de voluntad, Alan corrió hacia la salida. Tropezó y cayó varias veces, pero logró alcanzar la escalera y subir tambaleándose. La casa entera crujía a su alrededor, como si estuviera viva, como si intentara atraparlo. Finalmente, alcanzó la puerta principal y la abrió de un tirón. La tormenta lo recibió con un rugido, pero incluso el caos exterior se sintió más seguro que la oscuridad que había dejado atrás. Cuando se giró para mirar la casa una última vez, las ventanas de la mansión se iluminaron brevemente, como si algo se hubiera despertado en su interior, algo que había estado dormido durante demasiado tiempo. Alan nunca regresó al pueblo. Huyó esa misma noche, dejando atrás el dolor de su pérdida y la sombra de la mansión. Pero en sus sueños, las voces continuaban, los susurros persistían. Y cada vez que cerraba los ojos, veía aquel reflejo en el espejo, sonriéndole desde el otro lado, esperándolo. :-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:
❄️ ❤️ 🍆 💀 💩 😨 6

Comments