𝐎𝐛𝐬𝐜𝐞𝐧𝐨 | •|• 🔞🔥
February 19, 2025 at 04:54 AM
```🪶🔥| Relatos Eróticos```
*El Entrenamiento*
```Mar conoce a un hombre por el que está dispuesta a cambiar su vida.```
Se decidió y descargó una nueva aplicación para conocer gente, estaba nerviosa, había crecido escuchando lo peligroso que era hablar con desconocidos en Internet, las muchas historias de chicas que habían desaparecido después de quedar para encontrarse con algún "nuevo amigo", dudo un poco pero ingresó sus datos y armo sus perfil, estaba segura que ella era más inteligente que todas las adolescentes descuidadas en esas historias, estaba segura de que a ella no le pasaría nada.
Las solicitudes de mensajes no tardaron en llegar, abrió el primer mensaje y vio una foto de una verga, (¿Porque los hombres envían fotos de sus penes sin tener que pedírselo?) La eliminó y bloqueo el perfil de aquel sujeto, siguió abriendo mensajes sin animarse a responder más que algún tímido "Hola".
Habían pasado algunas horas y la verdad estaba aburrida, los mensajes no paraban de llegar pero la mayoría eran hombres buscando fotos de tetas y quedar para tener sexo, era demasiado para ella, siempre había sido tímida y aún era virgen, no se creía capaz de tomar una foto de su cuerpo y mandársela a algún desconocido, estaba a punto de salir y eliminar la app cuando recibió un nuevo mensaje y algo llamó su atención.
—Hola, buenas tardes, me presento, mi nombre es Señor F, tengo 46 años, soy divorciado, hace tiempo que me he sentido solo y es por eso que descargue esta aplicación, me gustaría platicar y conocerte para ser buenos amigos, perdona si mi mensaje te molesta, niña linda.
Mar leyó ese mensaje y una y otra vez, era un hombre incluso más viejo que su padre, pero era el único que había mandado un mensaje decente en toda la tarde, y decía que se sentía solo y buscaba una amiga para platicar, la verdad es que ella también se sentía sola.
—Hola, buenas tardes Señor F, soy Mar, yo tengo 16 años, yo también estoy buscando hacer amigos.— escribió, dudo un poco y envío.
—Mar, me da mucho gusto que respondas a mi mensaje, eres una buena chica, muy amable, me estaba sintiendo triste al pensar que podías sentirte incómoda, dime Mar, ¿no te molesta mi edad?
"Una buena chica" no sabía por qué pero le gustó que Señor F dijera eso sobre ella, tenía razón en que era mucho mayor que ella, pero "no queria hacerlo sentir triste" pensó Mar.
—No me molesta, a ti si?— quería sonar madura e inteligente— Después de todo la edad es solo un número, no crees?
—Además a mi siempre me han gustado los hombres mas grandes que yo. —se sorprendió, no sabía porque había escrito lo último, "¿estaba loca?" "¿Qué iba a pensar Señor F de ella?" Pero ya no podía borrarlo.
—Es cierto Mar, la edad es solo un número, me alegra mucho que pienses así, estoy seguro que eres muy madura.
Mar sonrió y sintió una calidez en su pecho al leer que el Señor F estaba contento con su respuesta y pensaba que era madura, se sentía muy cómoda platicando con él, era como si la conociera de toda la vida, sentía que podía contarle todo y él la entendería, le contó de los problemas en su casa y como su padre se había ido, como se sentía sola en la escuela y no tenía amigos, como su madre la descuidaba siempre que traía un nuevo hombre a casa y ella estaba demasiado asustada cada vez que su madre era golpeada, charlo y charlo con él y se abrió como nunca antes lo había hecho con otra persona.
.......
—Hola princesa, ¿como le fue a la niña de papi hoy? —Mar leyó el mensaje de Señor F y sintió como las lágrimas llenaban sus ojos, llevaban un par de meses escribiendose y Señor F le había pedido que comenzará a llamarlo Papi como un apodo y a cambio él la llamaba con un sin fin de nombres cariñosos, eso la hacía sentirse bien, le gustaba recibir el amor y atención que "Papi" tenía para ella.
—Papi, tu princesa no tuvo un buen día, discutí con mamá.— sabía que él la entendería, que él la haría sentir bien.
—¿Qué pasó corazón? ¿Estás bien?, sabes que no me gusta que estés triste, papi esta aquí para hacer feliz a su princesa.— eso la hizo sonreír, se limpió las lágrimas y le mando una foto con un beso a su papi, esperaba recibir un alago de su parte.
—Vaya, pero que hermosa muñeca tengo, mi hija es la más hermosa, que beso tan rico me mandó mi niña, papito te da uno bien grande y con todo su amor.
Mar sintió como palpito algo en su interior, "un beso de su papi", un beso de Señor F, ella definitivamente lo quería.
..........
Hoy por fin lo conocería, por fin tendría a su "Papito" frente a frente, habían quedado de ir al cine y de ahí irían a comer a algún lugar cercano, estaba nerviosa, tenía medio año platicando por mensajes y llamadas con el Señor F, él se había convertido en alguien fundamental en su vida, desde que despertaba lo primero que hacía era revisar su teléfono y sonreía al ver que ya tenía un mensaje de buenos días de su parte, asi que quería verse lo más bonita para él.
—¿Qué te ha parecido la película princesa?— sintió la respiración y el aliento de Señor F en la oreja, el cuello y el hombro, un escalofrío le recorrió el cuerpo y el hombre acaricio sus hombros y la abrazo por detrás, —Oh princesa, ¿tienes frío? Si tienes frío podemos ir a comer a casa, ¿que te parece?
—¿A casa?— ¿se refería a casa del Señor F? Mar no cabía de la sorpresa, ¿podría conocer la casa de su papi?
—Si, vamos ahí estarás cómoda y sin frío.
Con cada minuto de trayecto sentía como el corazón se le salía por la garganta, estaba tan contenta de poder conocerlo y ahora también iría a su casa.
......
—Papi... ¿estas seguro que así es como debo hacerlo?— su voz tembló, un poco por frío y un poco porque estaba nerviosa.
—Así es, las buenas mujeres no deben usar ropa interior cuando están en casa, y las buenas mujeres siempre deben esperar de rodillas hasta que el hombre le indique que puede venir a sentarse a su lado, ¿estas dudando de tu papito?
—¡NO!, claro que no es eso papi— se apresuro a responder, al entrar en casa todo había comenzado a ponerse un poco extraño, pero no quería decepcionarlo, no a él.
Inmediatamente al entrar en casa Señor F abrió un armario y le había indicado con toda la normalidad del mundo en que lugar debía colocar sus zapatos y ropa interior, Mar lo miró sorprendida pero al verlo tan tranquilo hizo lo que se le pedía, espero a que saliera del closet para desvestirse pero cuando vio que no se movía cerró los ojos y agradeció llevar vestido, sacó sus bragas por debajo de su falda y deslizó su sostén entre su escote, luego doblo las prendas y las acomodó donde Señor F le había dicho, vio una sonrisa de satisfacción en su rostro.
—Eres una hija muy muy obediente Mar, tu papito esta muy feliz de tenerte.— acarició su cabeza y luego su mejilla y la observo así durante varios minutos, Mar estaba algo mareada, la vergüenza de desprenderse de su ropa interior frente a su papi se vio opacada con la inmensa felicidad al recibir un alago suyo y una caricia con tanto cariño, quería complacerlo.
Señor F le mostró toda la casa, era hermosa pero demasiado grande para él solo, fueron habitacion por habitacion, todo el lugar tenía el sello y la personalidad de Señor F, podía imaginarselo bebiendo café y leyendo el periódico en las mañanas, podía verlo relajado en el jardín un domingo por la tarde, tomando una baño en la tina, Mar estaba mareada, se sentía extasiada, la mano de su papi la sostenía de la espalda baja y con cariño la guiaba de un lado a otro, podía olerlo por toda la casa, el calor de su mano subía por su cuerpo, sus pezones endurecieron y se marcaban visiblemente a través de la tela del vestido.
—Y esta es la cocina.— El tour había terminado. —Bien, puedes revisar el refrigerador y la alacena, hoy puedes hacer de comer lo que tu quieras, te espero en el comedor en 20 minutos.
¿Qué? Mar parpadeó repetidamente dudando si había entendido correctamente lo que Señor F había dicho, pero este salió de la cocina sin decir nada más, el tono que había usado no dejaba lugar a dudas, respiro profundamente y comenzó a revisar los ingredientes que tenía, no quería fallarle, quería cocinar algo que lo hiciera feliz.
—Espero que te guste, papi.— sonrió y colocó un plato de comida frente a Señor F, había aprendido a cocinar gracias a una vecina y esperaba que su comida fuera de su gusto, cuando se dio la vuelta para ir por su plato este la detuvo.
—¿A donde vas?
—Yo... voy a la cocina por mi plato papi.— su voz apenas se escuchaba, trato de aclarar su garganta pero los nervios no se lo permitieron.
—Aun no, arrodillate aquí frente a mi, cuando yo termine de comer puedes ir a comer tu plato a la cocina.— no entendía lo que estaba pasando, pero su cuerpo comenzó a arrodillarse antes de darse cuenta, Señor F asintió con gusto al verla de rodillas a unos pasos de su silla y siguió comiendo con gusto.
—Sabes, cocinas muy bien, estoy contento de tener una hija tan talentosa.— Mar agachó la cabeza para ocultar la sonrisa y el rubor en su rostro, le había hecho feliz verlo disfrutar su comida, pero aun no entendía porque estaba arrodillada y no podía sentarse a comer junto a él.
—Papi... ¿estás seguro que debo hacer esto?— su voz tembló, un poco por el frío y un poco por los nervios, no entendía, la actitud de su papi había cambiado en cuanto entraron en su casa, y tampoco entendía porque ella lo estaba obedienciendo en todo lo que le pedía.
—Así es, las buenas mujeres no deben usar ropa interior cuando están en casa, las buenas mujeres cocinan para su hombre y esperan de rodillas hasta que les indique que puede venir a sentarse a su lado, ¿estás dudando de tu papito?— La mirada del Señor F era completamente diferente, se veía serio y frío, no reconoció cariño en sus ojos y eso la aterro.
—¡NO!— no quería que su papito la viera de esa forma, ella quería complacerlo y recibir mimos y alagos de su parte. —Claro que no es eso papito, solo estoy confundida, mi... mi madre, yo, yo jamás vi que mi madre hiciera esto.
El tenedor se detuvo en el aire, alejó el plato de él y la miró, ella tembló, podía sentir como su respiración iba haciéndose cada vez más pesada, un escalofrío tras otro le atravesó el cuerpo, él la veía como si fuera basura, un nudo se apretó en su vientre y sintió los pezones nuevamente endurecidos y apretados contra el vestido.
—¿Tu madre dices? Es claro que tu madre no sabe cual es el lugar de una mujer ni como debe tratar a un hombre, es por eso que tu padre se fue, ¿no es así?— sintió con un puñal se clavaba en su pecho, no reconocía la voz con la que le hablaba ese hombre, Señor F siempre le había hablado con tanto amor en su voz, siempre la nombraba con el mayor cariño posible, lo observo acomodando la silla justo frente a ella, tomó asiento y se inclino hasta quedar cara a cara, sentía su aliento contra la nariz.
—Tu misma me has dicho como ha sido golpeada y abandonada una y otra vez, — sintió su mano acariciandole la mejilla y cerró los ojos, su toque se sentía cálido, muy diferente a la voz tan fría con la que le estaba hablando. —Es obvio que ella no sabía enseñarte estás cosas, pero yo me preocupo por ti princesa.
Abrió los ojos, "princesa" ahí estaba, otra vez le hablaba con su voz dulce, otra vez la llamaba con cariño, sonrió un poco y asintió aún con mano en su mejilla y su nariz casi rosando la suya, estaba tan cerca, "Su Papi".
—Me alegra que entiendas, tu papito solo quiere lo mejor para su hija, te voy a educar para que seas una mujer perfecta que sabe su lugar y la manera en la que debes servir a un hombre.— Mar no sabía por qué pero estaba muy feliz por las palabras de Señor F, con cada una había ido asintiendo y sus lágrimas comenzaron a brotar sin darse cuenta, pero esta vez eran lágrimas de felicidad, sintió como su papito besaba sus ojos y lamia sus lágrimas, sintió besos por toda su cara y su cuello y su piel y con cada uno de ellos sentía como se quemaba, el cierre de su vestido bajaba poco a poco a la par de las manos de Señor F que recorrían cada parte de su cuerpo, terminó desnuda, con la piel caliente y enrojecida, con los pezones duros, el cabello alborotado y el sexo palpitando y chorreando, suplicando, anhelando, abrió los ojos al notar que ya no era acariciada y lo vio, de pie frente a ella, tomando su verga con la mano izquierda, le retorcio y estiró un pezon con la derecha, pero ella no se quejo del dolor, no, ella abrió la boca y sacó la lengua, y Señor F sonrío con arrogancia, si, había encontrado una cerda perfecta para entrenar.
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