15 de Febrero 𝙀𝙡𝙞́𝙖𝙨 𝙩𝙤𝙢𝙤́ 𝙨𝙪 𝙢𝙖𝙣𝙩𝙤, 𝙡𝙤 𝙚𝙣𝙧𝙤𝙡𝙡𝙤́ 𝙮 𝙜𝙤𝙡𝙥𝙚𝙤́ 𝙚𝙡 𝙖𝙜𝙪𝙖. 𝙀𝙡 𝙧𝙞́𝙤 𝙨𝙚 𝙙𝙞𝙫𝙞𝙙𝙞𝙤́ 𝙚𝙣 𝙙𝙤𝙨 𝙮 𝙖𝙢𝙗𝙤𝙨 𝙡𝙤 𝙘𝙧𝙪𝙯𝙖𝙧𝙤𝙣 𝙚𝙣 𝙨𝙚𝙘𝙤. 𝘼𝙡 𝙘𝙧𝙪𝙯𝙖𝙧, 𝙀𝙡𝙞́𝙖𝙨 𝙥𝙧𝙚𝙜𝙪𝙣𝙩𝙤́ 𝙖 𝙀𝙡𝙞𝙨𝙚𝙤: ¿𝙌𝙪𝙚́ 𝙦𝙪𝙞𝙚𝙧𝙚𝙨 𝙦𝙪𝙚 𝙝𝙖𝙜𝙖 𝙥𝙤𝙧 𝙩𝙞 𝙖𝙣𝙩𝙚𝙨 𝙙𝙚 𝙦𝙪𝙚 𝙢𝙚 𝙨𝙚𝙥𝙖𝙧𝙚𝙣 𝙙𝙚 𝙩𝙪 𝙡𝙖𝙙𝙤? 𝙏𝙚 𝙥𝙞𝙙𝙤 𝙦𝙪𝙚 𝙮𝙤 𝙝𝙚𝙧𝙚𝙙𝙚 𝙪𝙣𝙖 𝙙𝙤𝙗𝙡𝙚 𝙥𝙤𝙧𝙘𝙞𝙤́𝙣 𝙙𝙚 𝙩𝙪 𝙚𝙨𝙥𝙞́𝙧𝙞𝙩𝙪 𝙧𝙚𝙨𝙥𝙤𝙣𝙙𝙞𝙤́ 𝙀𝙡𝙞𝙨𝙚𝙤. 𝙃𝙖𝙨 𝙥𝙚𝙙𝙞𝙙𝙤 𝙖𝙡𝙜𝙤 𝙙𝙞𝙛𝙞́𝙘𝙞𝙡 𝙙𝙞𝙟𝙤 𝙀𝙡𝙞́𝙖𝙨, 𝙥𝙚𝙧𝙤 𝙨𝙞 𝙡𝙤𝙜𝙧𝙖𝙨 𝙫𝙚𝙧𝙢𝙚 𝙘𝙪𝙖𝙣𝙙𝙤 𝙢𝙚 𝙨𝙚𝙥𝙖𝙧𝙚𝙣 𝙙𝙚 𝙩𝙪 𝙡𝙖𝙙𝙤, 𝙩𝙚 𝙨𝙚𝙧𝙖́ 𝙘𝙤𝙣𝙘𝙚𝙙𝙞𝙙𝙤; 𝙙𝙚 𝙡𝙤 𝙘𝙤𝙣𝙩𝙧𝙖𝙧𝙞𝙤, 𝙣𝙤. 2 𝙍𝙚𝙮𝙚𝙨 2:8-10 Cuando Dios te llama a una nueva temporada, todo cambia. Así como Eliseo dejó atrás su antigua vida cuando Elías arrojó su manto sobre él, tú también estás siendo llamado a algo nuevo. Pero este proceso no es solo externo, no se trata solo de un cambio de posición o de función. Es un reajuste interno, una transformación que afecta quién eres, cómo piensas y cómo actúas. Tal vez te sientes desubicado, como si algo te faltara. Pero no es que te falte algo, sino que el entusiasmo por lo anterior ya no está. Dios está produciendo un nuevo aceite en esta temporada, pero necesitas verlo y aceptarlo. El peligro está en aferrarnos a lo familiar, insistiendo en seguir arando con la misma fuerza en un campo donde la gracia ya no está. Cuando nos negamos a transicionar, podemos sentir que Dios ha quitado Su mano, pero la realidad es que Él nos está llamando a un nivel mayor. Los mantos son mejoras, no degradaciones. Pero ¿estamos dispuestos a soltar lo viejo para abrazar lo que Dios sabe que es mejor para nosotros? No solo tú tienes que ajustarte a tu nuevo manto, sino también los que te rodean. Algunos pueden no reconocerte ni entender lo que Dios está haciendo en tu vida. Pueden pensar que estás cambiando demasiado o que estás siendo alguien que no eres. Pero la verdad es que este nuevo manto es lo más auténtico que puedes ser. No permitas que las críticas te detengan. La opinión de los demás no tiene el poder de definir tu historia. ¿Te sientes inseguro, atacado o cuestionado mientras Dios te llama a dar un paso de fe? Eso es señal de que estás avanzando. David no estaba calificado. Moisés tampoco. Pero Dios los escogió. Y Él te ha escogido a ti. Así que no te detengas. No dejes que las mentiras en tu mente ni las voces externas te silencien. Dios está contigo. Este es tu tiempo. Este es tu manto. ¿Lo abrazas? 𝙀𝙣𝙩𝙤𝙣𝙘𝙚𝙨 𝙙𝙞𝙟𝙤 𝙈𝙤𝙞𝙨𝙚́𝙨 𝙖 𝙅𝙚𝙝𝙤𝙫𝙖́: ¡𝘼𝙮, 𝙎𝙚𝙣̃𝙤𝙧! 𝙉𝙪𝙣𝙘𝙖 𝙝𝙚 𝙨𝙞𝙙𝙤 𝙝𝙤𝙢𝙗𝙧𝙚 𝙙𝙚 𝙛𝙖́𝙘𝙞𝙡 𝙥𝙖𝙡𝙖𝙗𝙧𝙖 𝙔 𝙅𝙚𝙝𝙤𝙫𝙖́ 𝙡𝙚 𝙧𝙚𝙨𝙥𝙤𝙣𝙙𝙞𝙤́: ¿𝙌𝙪𝙞𝙚́𝙣 𝙙𝙞𝙤 𝙡𝙖 𝙗𝙤𝙘𝙖 𝙖𝙡 𝙝𝙤𝙢𝙗𝙧𝙚? ¿𝙊 𝙦𝙪𝙞𝙚́𝙣 𝙝𝙞𝙯𝙤 𝙖𝙡 𝙢𝙪𝙙𝙤 𝙮 𝙖𝙡 𝙨𝙤𝙧𝙙𝙤, 𝙖𝙡 𝙦𝙪𝙚 𝙫𝙚 𝙮 𝙖𝙡 𝙘𝙞𝙚𝙜𝙤? ¿𝙉𝙤 𝙨𝙤𝙮 𝙮𝙤, 𝙅𝙚𝙝𝙤𝙫𝙖́? 𝘼𝙝𝙤𝙧𝙖 𝙥𝙪𝙚𝙨, 𝙫𝙚, 𝙮 𝙮𝙤 𝙚𝙨𝙩𝙖𝙧𝙚́ 𝙘𝙤𝙣 𝙩𝙪 𝙗𝙤𝙘𝙖, 𝙮 𝙩𝙚 𝙚𝙣𝙨𝙚𝙣̃𝙖𝙧𝙚́ 𝙡𝙤 𝙦𝙪𝙚 𝙝𝙖𝙮𝙖𝙨 𝙙𝙚 𝙝𝙖𝙗𝙡𝙖𝙧. 𝙀́𝙭𝙤𝙙𝙤 4:10-12