El aeropuerto no estaba diseñado para ser un lugar donde alguien viviera, pero Nasseri logró adaptarse. Cada mañana ordenaba su pequeño espacio, recogía donaciones de comida de los restaurantes y mantenía una rutina que imitaba la normalidad. Los viajeros lo reconocían y, a veces, se detenían a hablar con él. Su presencia constante y la manera en que enfrentaba su situación comenzaron a llamar la atención de la prensa, convirtiéndolo en una figura casi mítica. Mira el video: https://youtu.be/fqzxF4OEooI