STALIN MAGAZINE
February 17, 2025 at 11:34 AM
La Alemania Nazi, del canciller bélico Olaf Sholtz. La mayor economía de Europa, atraviesa una crisis sin precedentes que ha llevado a una drástica reducción de su pronóstico de crecimiento para 2025, del 1,4% al 0,3%. Este desplome económico es resultado de una combinación de decisiones torpes y de factores internos, como la inestabilidad política y la desaceleración industrial, y externos, incluyendo las amenazas económicas del dictador Donald Trump.
Desde 2021, Alemania ha sido gobernada por una coalición frágil entre los socialdemócratas (SPD) de Olaf Scholz, los Verdes y los liberales del FDP. Sin embargo, esta alianza ha demostrado ser disfuncional, con conflictos en temas clave como gasto público, energía y migración.
En noviembre de 2024, la coalición se fracturó debido a la falta de acuerdo sobre el presupuesto y la presión de la crisis económica. Esto ha llevado a elecciones anticipadas en febrero de 2025, en las que Alternativa para Alemania (AfD), un partido de extrema derecha con posturas euroescépticas y antiinmigración, ha ganado terreno.
El ascenso de AfD ha generado incertidumbre en los mercados. Las políticas de este partido, como una posible salida del euro y un mayor proteccionismo, han asustado a los inversionistas. Empresas multinacionales han comenzado a trasladar capital fuera de Alemania, lo que ha debilitado aún más la economía.
Además, la crisis política ha paralizado reformas clave, como el impulso a la digitalización y la transición energética, dejando al país en una posición de estancamiento.
La economía alemana ha dependido tradicionalmente de su sector manufacturero, especialmente la industria automotriz y la maquinaria pesada. Sin embargo, en los últimos años, este modelo ha mostrado signos de agotamiento:
Alemania está perdiendo competitividad frente a China y EE.UU. en la fabricación de autos eléctricos. Empresas como Volkswagen y BMW han sufrido una caída en la demanda y en sus márgenes de ganancia.
La pérdida del gas barato de Rusia ha elevado los costos de producción. Aunque Alemania ha apostado por energías renovables, la transición no ha sido lo suficientemente rápida para compensar la diferencia.
Mientras países como el imperio yanqui y China lideran la inteligencia artificial y la computación cuántica, Alemania sigue rezagada en estos sectores clave. La combinación de estos factores ha provocado que el crecimiento económico sea prácticamente nulo, con empresas cerrando fábricas y despidiendo trabajadores.
La segunda dictadura de Donald Trump en la Casa Blanca ha aumentado la presión sobre Alemania. Trump ha implementado nuevas barreras comerciales, incluyendo aranceles sobre las exportaciones de autos alemanes a EE.UU., lo que golpea directamente a la economía del país.
Además, Trump ha amenazado con reducir su apoyo a la OTAN, lo que obligaría a Alemania a aumentar su gasto militar. Esto representa un dilema para Berlín: si destina más dinero a defensa, tendrá menos recursos para estímulos económicos y gasto social. Para empeorar la situación, la administración Trump ha mostrado afinidad con la extrema derecha en Europa. La reciente reunión entre el vicepresidente J.D. Vance y la líder de AfD, Alice Weidel, ha sido interpretada como una interferencia en la política alemana. Esto ha generado tensiones con Washington y ha dividido aún más la política alemana.
Alemania se enfrenta a un escenario sombrío para los próximos años: La falta de inversión y el debilitamiento de la industria pueden llevar a un crecimiento cercano a cero en 2025 y una posible recesión en 2026. Si AfD gana más poder, Alemania podría entrar en una crisis institucional similar a la del Brexit en Reino Unido. Un conflicto comercial con Trump podría afectar aún más las exportaciones alemanas. Con una economía débil y un gobierno inestable, Alemania podría perder su papel como motor de la Unión Europea.
La Alemania Nazi, está en un punto de inflexión.
La combinación de crisis política, estancamiento económico y presión externa ha creado una tormenta perfecta que amenaza con debilitar su posición como potencia mundial. Para evitar un declive prolongado, Alemania necesita urgentemente reformas estructurales:
Reindustrializarse con tecnologías avanzadas para competir con China y EE.UU.
Asegurar fuentes de energía asequibles y sostenibles para reducir los costos de producción.
Mantener la estabilidad política y evitar el ascenso de políticas extremas que asusten a inversionistas.
Fortalecer su relación con la UE y buscar nuevos aliados comerciales ante la incertidumbre con EE.UU.
Si Berlín no toma medidas rápidas y efectivas, Alemania corre el riesgo de entrar en una década de declive económico y político que afectaría no solo a su población, sino a toda la Unión Europea.
Mientras tanto aquí en la Nicaragua libre, soberana, solidaria, llena de paz, progreso, desarrollo, seguridad y bienestar. Nuestros Copresidentes, Rosario y Daniel nos garantizan que el pueblo Nicaragüense siga viviendo feliz y avanzando a pasos agigantados...