
Roberto Avalos
February 26, 2025 at 05:44 AM
¡PASTOR VENDE A FELIGRESES A CAMBIO DE PODER Y CONTRATOS MILLONARIOS!
¡YA basta de farsas!… Nos han dicho que la fe es un refugio. Nos han dicho que los pastores están para guiar y proteger a su pueblo. Pero en Simojovel, Bochil y Jitotol, la fe se ha convertido en una moneda de cambio.
Rubén Hernández, el autoproclamado Pastor, no es un hombre de Dios. Es un cacique disfrazado de profeta, un comerciante de la fe que usa a su congregación como cuota de poder, un operador político que vende almas como si fueran votos.No nos engañemos: este no es un pastor, es un mafioso con Biblia en mano.
Este hombre y su familia quitan y ponen gobernantes. Financian campañas no por convicción, sino para comprar contratos millonarios. A cambio de su “apoyo”, se adueñan de la venta de materiales de construcción y de la gasolina que consumen los ayuntamientos.
Así lo exhibió el periodista Gaspar Romero en su reciente investigación.
¡Imaginen eso! El dinero de los impuestos que paga la gente termina en las arcas de este falso pastor. Por eso los 11 millones en efectivo que guardaba en casa de su mamá.¡Pero aún hay más!
Detrás de este emporio surgen nombres de algunos políticos: Karina del Río Zenteno y José Antonio Aguilar Castillejos, quienes podrían estar protegiendo este imperio corrupto con tráfico de influencias!¡Y nadie los toca!¿Por qué? Porque el pastor no solo compra políticos, compra impunidad.
Aquí está la realidad, y nos tiene que dar coraje.Mientras la gente de Simojovel, Bochil y Jitotol sigue luchando para sobrevivir, Rubén Hernández y su familia están amasando fortunas con dinero público, con influencias políticas y con la fe de su congregación.
• ¡Una tienda de materiales que hace pocos años no valía nada, ahora factura más de 100 millones de pesos!
• ¡Gasolineras que venden litros incompletos, boletinadas por PROFECO y protegidas por los mismos que deberían sancionarlas!
• ¡Contratos a nombre de su padre, su tío, su prima, su hermana y hasta su exesposa! Un clan familiar que se ha hecho millonario a costa del pueblo.
Pero lo más indignante no es solo su fortuna. ¡Es la manipulación descarada de la fe de la gente!
Usa su iglesia como una estructura de control. Sus seguidores no son creyentes, son votos listos para entregar a cambio de favores. Los pastores de su congregación no son guías espirituales, son operadores políticos. Y cuando alguien le estorba… lo desaparece.
• Su exesposa fue acusada de robar 11 millones de pesos, pero nadie investiga si ese dinero fue plantado.
• Cuando cerró sus bares, fue señalado de haber disparado contra una persona con arma de fuego, pero el caso se enterró.
• Construyó un templo defectuoso que causó daños a casas vecinas, y nunca pagó por los daños.¡Y este es el hombre que se autoproclama líder moral!¿Dónde está la justicia?¿Dónde está el SAT investigando este fraude descarado?¿Dónde está la Fiscalía revisando sus nexos y su dinero sucio?¡Nos están viendo la cara! ¡Nos han querido callar con su teatro religioso!Pero hoy se acabó el silencio.
Si queremos que la corrupción se termine, tenemos que desenmascarar a estos farsantes y exigir justicia.
1. Que la Fiscalía General de la república investigue el origen del dinero de Rubén Hernández. ¿Cómo pasó de ser un simple dueño de bares a manejar contratos millonarios?
2. Que el SAT audite cada una de sus empresas y rastree el dinero que ha recibido de los ayuntamientos.
3. Que la PROFECO regrese a esas gasolineras y las cierre por fraude.
4. Que el gobierno deje de hacerse de la vista gorda y meta las manos en las cuentas de este nido de corrupción disfrazada de iglesia.
5. Y que la gente abra los ojos y deje de seguir ciegamente a quien solo los usa para enriquecerse.
No podemos permitir que la fe se use como moneda de cambio, que la corrupción se esconda detrás de un templo y que la justicia se arrodille ante el poder de un pastor mafioso.
¡Se tiene que acabar la impunidad! EL PUEBLO NO ES GANADO, Y DIOS NO ESTÁ EN VENTA.
A los que han sido engañados: es momento de despertar. A los que han callado por miedo: es momento de hablar. A los que han sido cómplices de este fraude: es momento de enfrentar la justicia. Porque Dios no está en venta. La fe no es una empresa. Y el pueblo no es un negocio.
Si permitimos que este fraude continúe, si seguimos callando mientras este pastor juega con el destino de la gente, entonces somos cómplices de nuestra propia miseria. Pero si levantamos la voz, si exigimos justicia, si les quitamos la máscara a estos farsantes…Entonces habremos hecho lo correcto.
¡Porque la fe no se usa para robar!¡Porque el pueblo no es ganado!¡Y porque el poder no puede seguir en manos de los mismos de siempre!
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