«Otro monstruo. Otro Pelicot» “Este prestigioso cirujano con más de 30 años de trayectoria profesional y buen padre de sus tres hijos”, como decía su entorno, lleva cuatro años entre rejas por ser algo más que un terrorífico monstruo. Durante 25 años sedó y violó a 299 niños y niñas, casi todos pacientes suyos. El caso estalla cuando en 2017 unos vecinos, padres de una menor, lo denuncian por haberse exhibido ante la pequeña y por haberle introducido varios dedos desde la verja contigua de la casa. La policía realizó un registro en su domicilio sin esperar que se destaparía el que hoy por hoy es uno de los mayores casos de abusos de la historia del país. Libretas repletas de relatos detallados con el día, la fecha, el lugar, el nombre y apellidos de menores, algunos de ellos con varios meses de vida, y la forma en la que había ab4sado de ellos, una colección de muñecas que simulaban tener diferentes edades (muchas de ellas acompañadas con artilugios sexuales), pelucas, imágenes de menores d4snud+s, 300.000 archivos y una violencia extrema inimaginable. Le Scouarnec, quien documentaba con pelos y señales el horror al que había sometido durante tantos años a los menores y se dirigía a ellos como “mi pequeña/o”, ha reconocido que “si comparece es porque asume que cometió actos atroces, mientras la mayoría eran solo niños, así como la gran violencia de sus escritos y reconoce los hechos de violación y abusos aunque “a sus ojos no lo era”. En muchos de sus escritos se declaraba p3d0f1lo y mostraba orgulloso por serlo y se hallaron elementos que demuestran su participación en actividades escatológicas y z00fílicas con sus mascotas. En 2005 también fue condenado por tener innumerables fotografías de menores desnudos, pero le permitieron seguir activo y ejercer su profesión en varios hospitales tratando y abusando de los menores. Los primeros abusos se remontan a 1985 y muchas de sus víctimas se han enterado de lo ocurrido durante la investigación. “Tenía 12 años cuando me operó. En cuanto salí del hospital me encerré en mi mismo. Me distancié de mi familia y de todos. Hoy sigo con tratamiento psicológico y antidepresivo“, Francois, una de las víctimas.