CamiloFGNO
CamiloFGNO
February 4, 2025 at 02:44 PM
PROCLAMA AL CATATUMBO El Catatumbo en su historia ha sido objeto de múltiples y variadas intervenciones, todas ellas cargadas de violencia, destrucción, saqueo y muerte. Violencias que han obligado a este pueblo a armarse de valor para resistir y luchar durante décadas, al mismo tiempo construir vida, territorio, comunidad. El pueblo Barí ha sido objeto de genocidio durante siglos, primero víctima de la colonización española, -los blancos europeos- quienes ejecutaron el aniquilamiento progresivo de indígenas en estas tierras. Luego vendrían las compañías petroleras norteamericanas que amparadas en ley de los Gobiernos de turno masacraron a miles de Barí a manos del Ejército y la Policía colombiana con el objetivo de apropiarse de su territorio, expulsarlos y exterminarlos para garantizarse el saqueo de petróleo. Genocidio por el cual el Estado colombiano no ha respondido. El Pueblo Barí hoy sigue resistiendo ante las amenazas extractivistas sobre su territorio. La compañía petrolera gringa, Gulf Oil Company, al tiempo que asesinaba indígenas y explotaba a miles de trabajadores, saqueaba los yacimientos de hidrocarburos en la región y establecía su enclave en el Catatumbo como expresión clara de violación a la soberanía nacional. Millones y millones de barriles de petróleo fueron extraídos del subsuelo, un descarado robo que enriqueció a oligarcas y gobernantes colombianos, pero que sigue dejándole al Catatumbo pobreza, miseria, violencia y destrucción. La violencia política provocada por los partidos oligárquicos desde mediados de siglo pasado, a partir del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán también impactó el Catatumbo. Como en el resto del país, la región fue escenario del terror sembrado por las hordas "chulavitas", la Policía y el Ejército que masacraron, desterraron y reprimieron a la población. Nuevamente el Estado, la oligarquía y los gobernantes volvieron a ser protagonistas de la violencia, y el pueblo del Catatumbo la víctima. La pobreza, el abandono y la exclusión provocaron el levantamiento de miles de campesinos y pobladores que organizados se volcaron a ciudades y carreteras en el denominado Paro del Nororiente, con el objetivo de reclamar del estado sus derechos y exigir inversión social en el territorio. La respuesta del Estado fue nuevamente la represión y la violencia generalizada que dejó decenas de dirigentes asesinados, desaparecidos, torturados y desplazados a manos del batallón Vencedores del Ejército Nacional. La apertura económica dejó el campo en el abandono y sin alternativas al campesino, lo que abonó el terreno para la proliferación de los cultivos de uso ilícito en varias zonas del país incluido El Catatumbo; un nuevo conflicto que le sirvió de argumento al imperio norteamericano para aumentar su intervencionismo y violar la soberanía nacional imponiendo el macabro Plan Colombia, que implementado, plagó con Glifosato las tierras catatumberas, las aguas y los bosques, destruyó cultivos de pan coger, y junto a ello, el Ejército, mercenario ahora, asesinó, encarceló, desplazó y reprimió a cientos de Campesinos sindicados de delincuentes y narcotraficantes. Como si todas estas violencias fueran pocas, la ultraderecha colombiana arremetió contra el Catatumbo sometiéndolo esta vez al terror paramilitar auspiciado por politiqueros, empresarios y trasnacionales, y apoyado y respaldado por oficiales del Ejército y la Policía Nacional que mancharon de sangre la región, sometieron al campesinado al despojo, sembraron miedo y destrucción, y provocaron miles de víctimas. Como si no bastara tanta violencia, la política de Seguridad Democrática impuesta por el presidente de ese entonces, Álvaro Uribe Vélez desplegó para el Catatumbo las Brigadas Móviles del Ejército Nacional para "imponer el orden y la ley"; política que sacrificó a manos del Ejército a más de 60 humildes campesinos catatumberos, asesinados a mansalva por militares y presentados como guerrilleros, en lo que el país conoce como "falsos positivos", que no han sido otra cosa que crímenes de Estado. Paros, movilizaciones, protestas, todas reprimidas y criminalizadas. Cientos de pliegos y exigencias. Cientos de acuerdos incumplidos por los gobernantes una y otra vez. Territorio sometido al saqueo y al despojo. Una población marcada por la estigmatización. Cientos de vidas sacrificadas. Miles de pobladores víctimas de un estado oligárquico. Cómo no nacer rebeldes aquí?, si hemos sido víctimas del despojo y saqueo violento. Cómo no surgir resistencia aquí?, si ha sido un territorio sumido en la injusticia. Cómo no armar insurgencia aquí?, si existen todas las causas objetivas para el alzamiento armado. Como no luchar aquí cuando es un pueblo al que le han impuesto la violencia como destino por parte de un estado genocida y mafioso subordinado a intereses extranjeros. Con este historial de violencia, fácilmente podemos concluir, que el pueblo del Catatumbo ha sido objeto de un genocidio continuado por siglos que hoy no se detiene. Quién responde por tanto dolor, tanta muerte y destrucción. Quién responde por tanta represión, tantas mentiras y promesas incumplidas. Quién responde por la política de tierra arrasada. Quién responde por todas las violencias desatadas antes y después de la República. Meritorio es el Estado colombiano de ser sometido a juicio popular para que responda por este genocidio contra el pueblo del Catatumbo. El Gobierno del cambio llega ahora a la región con las mismas fórmulas aplicadas por los gobiernos de derecha, y peor aún, decreta Estado de Conmoción Interior para militarizar el territorio y agudizar el conflicto, cargado de un paquete solo de promesas de inversión, sin que a 30 meses de iniciado su gobierno haya puesto la primera piedra sobre esta tierra. Millones de dólares invertidos en un Ejército con un historial de crímenes de lesa humanidad en el Catatumbo. Vale preguntarnos, ¿En qué momento de la historia de esta región el Ejército Nacional ha defendido la población? Ahora llegan con la misión central de proteger a una banda narcotraficante camuflada en el Frente 33 de la ex-Farc. De igual manera, llega el presidente Petro a descalificar y a endilgarle a la guerrilla del ELN los males que por décadas el Estado le ha causado a este territorio. Es el Estado el verdadero responsable de la violencia. Es el Estado el que abandonó a su suerte a miles de familias campesinas, que obligados por la pobreza optaron por el cultivo de coca, pero que las leyes colombianas siguen tratando como criminales. El Ejército de Liberación Nacional tiene más de cinco décadas de historia en esta región, hacemos parte de la realidad política y social de este territorio, hemos enfrentado junto con las comunidades todas las embestidas de violencia desatadas contra este pueblo, hacemos parte de la resistencia, y somos patrimonio del Catatumbo, por tanto no podemos permitir que se mancille el honor y dignidad de este pueblo, y por tanto nuestras armas seguirán confrontando toda amenaza orientada a desestabilizar el territorio y a poner en riesgo el proyecto insurgente. Nada de lo que constituye inversión en esta región ha sido regalado. Todo aquí ha sido conseguido producto de la lucha organizada de las comunidades, todo aquí a costado sangre y sacrificio. Han sido necesarias masivas acciones de movilización y protesta para reclamar del Estado los derechos históricamente negados, por tanto han sido las comunidades a través de la autogestión las verdaderas protagonistas de las transformaciones; comunidades que apoyaron y aplaudieron la llegada de Gustavo Petro al gobierno, que construyeron el denominado Pacto Territorial por el Catatumbo como esperanza de cambio, pero que el inquilino de la Casa de Nariño sigue aplazando su ejecución. Presidente Petro, cúmplale a la Paz con la que se comprometió, pare el genocidio, cúmplale al territorio, cúmplale a los Firmantes de Paz honestos. No más discursos románticos y promesas incumplidas. Presidente, cúmplale al Catatumbo. No pase a la historia como otro gobernante que sembró de guerra y violencia la región como sus antecesores de derecha. A esta gran asamblea convocada por el Movimiento Social de la región, con la participación de la Comisión de Paz y Derechos Humanos del Congreso de la República, proponemos: . La construcción de una verdadera política integral de sustitución gradual de cultivos de uso ilícito concertada con las comunidades orientada a atacar de fondo las causas que lo generaron y que tenga como escenario el Catatumbo. . La constitución de un organismo veedor y garante de la ejecución del Pacto Territorial por el Catatumbo integrado y liderado por las comunidades organizadas y con acompañamiento internacional. . La realización de la Gran Convención Democrática por la Paz, los Cambios y las Transformaciones del Catatumbo. . El diseño y ejecución urgente de un plan humanitario especial compuesto y ejecutado por las comunidades para enfrentar la crisis derivada de la confrontación. El ELN por su parte seguirá agitando y dispuesto a la búsqueda de la solución política al conflicto político, social y armado que vive Colombia. De igual manera, el Frente de Guerra se dispone al esclarecimiento de la verdad de lo que realmente viene sucediendo en la región como producto de la confrontación con el frente 33 de la ex-Farc. Cuenten con el ELN para la construcción de la Paz con Justicia Social. Cuenten con el ELN para seguir defendiendo y construyendo el territorio. De ustedes, fraternalmente. Frente de Guerra Nororiental Comandante en Jefe Manuel Pérez Martínez Ejército de Liberación Nacional de Colombia Montañas del Nororiente Febrero 4 del 2025
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