*LO PROMETISTE...* Antes de que nacieras, te hicieron prometer que harías el bien. Eras un alma pura antes de nacer. Tu único deseo era hacer el bien. ¿Por qué juramento? Porque ibas a descender a un cuerpo impulsado por una bestia que grita desde dentro *(ietzer hará - inclinación al mal).* Porque ibas a estar rodeado por un mundo grotesco y confuso que grita por todos lados. Y entonces podrías empezar a pensar de manera diferente; entonces tu deseo podría cambiar. Y así lo prometiste. Prometiste que, aunque no tuviera sentido para ti, aunque no tuvieras ningún deseo, cumplirías tu palabra. Pero si cambiases de opinión y tus deseos, *¿qué te haría cumplir tu promesa?* Porque este juramento llegó a ese lugar de tu alma que está más allá de la razón, más allá del deseo, a la esencia misma en la que toda razón y deseo son menos que velas a la luz del sol del mediodía. *Y en ese lugar resolviste que serías bueno, más allá de toda razón y a pesar de tus deseos.* De modo que ahora, cuando parezca demasiado difícil hacer lo que la Torá exige de un ser humano, puedes encender ese lugar en tu interior una vez más. Ante él, esa bestia y el mundo entero se inclinan como sirvientes de su amo. *Busca cada día ese lugar en el interior de tu ser donde hiciste aquella promesa antes de que nacieras.* Maamar Yom Tov Shel Rosh Hashaná 5733, seif 3 #cafékabbalah ☕️