El signo de Piscis tiene su origen en la mitología y en la observación astronómica de las antiguas civilizaciones. Su representación como dos peces nadando en direcciones opuestas proviene principalmente de la mitología griega, donde se asocia con la historia de Afrodita y su hijo Eros. Según la leyenda, cuando el monstruo Tifón atacó a los dioses del Olimpo, Afrodita y Eros se sumergieron en un río y se transformaron en peces para escapar. En algunas versiones, fueron atados por una cuerda para no perderse, lo que explica la imagen de los dos peces unidos. Desde una perspectiva astrológica, Piscis es el último signo del zodiaco y simboliza la culminación de un ciclo. Su asociación con el agua y con lo espiritual lo convierte en un signo de sensibilidad, intuición y conexión con lo divino. En la astrología babilónica, la constelación de Piscis también era relevante, y los astrólogos la vincularon con la fertilidad y la renovación. Con el tiempo, Piscis adquirió los significados que conocemos hoy en la astrología occidental: empatía, imaginación, sueños y sensibilidad emocional.