Ayer, en el pleno del Parlamento, hablamos de una realidad muy dura y desgarradora: Enfermos de ELA se ven forzados a pedir la eutanasia no porque no quieran vivir, sino porque no pueden pedirles a sus familiares que los mantengan. La dificultad para costear los cuidados y la falta de apoyo los empuja a tomar una decisión que nunca debería estar condicionada por motivos económicos. Una realidad tan cruel que duele, avergüenza y no podemos seguir ignorando. Hoy, cuando se deciden condonaciones de miles de millones de euros de deuda pública, ¿cómo vamos a mirar a los enfermos de ELA y decirles que no hay dinero para ellos?Hace más de un año que se aprobó la Ley pero la falta de una respuesta económica para los pacientes y sus familias clama al cielo. Ayer nos unimos en el Parlamento para exigir al Estado que desarrolle un plan de choque para los enfermos en situación avanzada. De inmediato y sin más demoras, porque mientras se buscan excusas, ellos se quedan sin tiempo.