"No supongas" Las suposiciones son como disparos al aire: puedes pensar que son inofensivos, pero tarde o temprano una bala caerá… sobre tu cabeza. Imaginas lo que otros piensan, lo que sienten, por qué actúan como actúan, y cada suposición se convierte en un tiro descontrolado que solo diriges hacia ti mismo. La mayoría de las veces, lo que supusiste ni siquiera estaba cerca de la verdad. Cada suposición es una bala cargada con tus miedos y prejuicios. Y lo peor es que la apuntas contra ti mismo. Musonio Rufo decía: "Es mejor averiguar la verdad preguntando, que sufrir por ignorancia y suposiciones." (Fragmentos, XXVIII). Cada vez que supones, eliges ignorar la verdad y prefieres llenar el vacío con miedos, inseguridades o historias que solo existen en tu cabeza. Piensa en alguien que no te mira o no responde. En tu mente, ya armaste una novela: “Seguro está molesto”, “Me odia”, “Es mi culpa”. Pero cuando te atreves a preguntar, descubres que simplemente estaba distraído o lidiando con algo propio. Cada disparo que hiciste solo sirvió para perforarte a ti. No supongas. Habla, pregunta, busca la verdad. Las balas de la imaginación no resuelven nada, solo crean cicatrices donde nunca hubo heridas. Reflexión para el diario: ¿Cuándo fue la última vez que te heriste con una suposición? ¿Qué pasaría si la próxima vez eliges preguntar en vez de disparar? (Las balas imaginarias no matan a nadie más, pero pueden destrozar tu tranquilidad. No dispares, pregunta con honestidad.)