La Dama Injusta Oh, muerte, sombra fiel y cruel, danza en los márgenes de mi piel. Te observo con miedo, con admiración, con rabia y un eco de desolación. Eres vacío, eres final, robas suspiros sin preguntar. Te llevaste su risa, su voz, su calor, dejando este peso, mi eterno dolor. ¿Por qué a los que quieren vivir los arrancas, mientras a mí, que imploro tu manto, me atrapas? Me dejas vagar, me dejas sentir, como si el castigo fuera existir. No es justo tu juego, no es justa tu ley, das paz al que teme y tormento a mi piel. Si he de encontrarte, ¿por qué te escondes? Si he de perderte, ¿por qué respondes? Muerte, mi sombra, mi fe, mi traición, admira mi odio, mi herida, mi horror. Si algún día decides volver la mirada, hazlo con juicio… y no con tu espada.