Duelo eterno Aún escucho tu voz en los susurros del viento, aunque mi infancia es un eco difuso, tus memorias laten en mi pecho como estrellas que nunca se apagan. Te fuiste cuando mis manos aún eran pequeñas, cuando el mundo era un juego y no entendía que el tiempo roba sin pedir permiso. Quisiera abrazarte una vez más, sentir tu pecho fuerte contra mi llanto, contarte que me duele la vida, que a veces el peso es insoportable y que nadie escucha como tú lo hacías. Las historias que cuentan de ti te traen de regreso por un instante, como un reflejo en el agua que se quiebra con mis lágrimas. ¿Por qué la vida es tan cruel que nos arranca lo que más amamos y nos deja con el hueco inmenso de lo que nunca volverá? Pero sigues aquí, en cada relato, en cada risa que me recuerda la tuya, y aunque mi infancia se desvanezca en sombras, tú serás siempre luz en mi alma.