La verdadera libertad se logra cuando tu mente está libre. La peor cárcel en la que puedes vivir es la prisión mental, creyendo que siempre tienes que depender de alguien más. Un ejemplo: podemos dejar de vivir en la casa de nuestros padres, pero seguir esperando su cobertura económica y emocional para todo lo que emprendemos. Nos engañamos creyendo que ya somos libres, pero la verdad es que seguimos siendo dependientes. (📚 Libro: “Rompiendo la dependencia”)