A menudo, asumimos el papel de ser quienes siempre dan, apoyan o luchan por mantener la relación a flote. Sin embargo, es igualmente importante reconocer que: Mereces reciprocidad: Las relaciones saludables son bidireccionales. Si solo uno de los dos está haciendo todo el esfuerzo, el equilibrio se pierde, y esto puede llevar al agotamiento emocional. Autoestima y valor personal: Reconocer que mereces que alguien luche por ti es un acto de amor propio. Aceptar que no siempre debes ser el salvador o el pilar de la relación te permite valorarte más y esperar un esfuerzo similar de la otra parte. Límites saludables: Establecer límites es clave. No significa que no amas o que no estás comprometido; significa que entiendes que una relación debe ser un espacio donde ambos participen activamente. Comunicación: Comunicar tus sentimientos y necesidades es fundamental. Si sientes que siempre estás luchando por la relación, expresarlo puede abrir una puerta para que la otra persona también se involucre más activamente. Equilibrio en el esfuerzo: Las relaciones son trabajo en equipo. Si una persona siente que está llevando toda la carga, es un signo de que algo necesita ajustarse para que la dinámica sea más equitativa.