*Mi Historia:* *Recordando un 31 de enero de 1999* Recuerdo a un joven de 23 años, nacido en Villa Duarte, su infancia temprana desarrollada en el Ensanche Ozama (Cruz de Mendoza), su infancia media en la zona universitaria y su adolescencia en los tres brazos, es decir, un joven nacido y desarrollado en sectores populares de Santo Domingo, donde muchos jóvenes ni se imaginan que pueden lograr muchísimas cosas a esa edad, llenos de sueños y deseos de crecer. Aquel 31 de enero de 1999 fui galardonado con el Premio Nacional de la Juventud, un hecho que marcó un antes y un después en mi vida. Recibir ese reconocimiento no solo fue un honor personal, sino también un honor para mi familia y un testimonio del esfuerzo para todos los que me rodeaban en ese momento. Crecí en un país lleno de desafíos y oportunidades, y entendí desde temprana edad que el camino hacia el éxito no es fácil. Para entonces había obstáculos que sortear y dificultades que enfrentar, pero cada uno de esos retos se convirtió en el combustible que me impulsó a seguir adelante. Aprendí que las pruebas no son más que lecciones disfrazadas y que cada obstáculo es una oportunidad para crecer, aprender y ser mejor. Ese Premio Nacional de la Juventud simbolizó para mí no solo un reconocimiento a mis logros, sino también una responsabilidad: ser un ejemplo y una fuente de inspiración para otros jóvenes dominicanos. He querido que mi historia sea un faro de esperanza para aquellos que, como yo, sueñan con un futuro mejor y lleno de más oportunidades. Actualmente, el premio nacional de la juventud lleva el nombre desde el 2022 de quien me lo entregó en mis manos aquella noche de enero del 1999: el padre Luis Rosario, ese que aparece en la foto conmigo e hizo aportes importantes a la juventud desde la pastoral juvenil. Hoy, quiero decirles a todos los jóvenes que nada es imposible. Que no importa cuán grande sea el desafío, siempre hay una forma de superarlo. Mantengan la fe, la determinación y, sobre todo, la disciplina para mantener la pasión por sus sueños. Recuerden que el éxito no llega de la noche a la mañana, sino que es el resultado de trabajo arduo, sacrificio y perseverancia. En todos nuestros sectores populares, no importa dónde hayas nacido, tú, joven, tienes talento y potencial. Ustedes, los jóvenes, son el motor que puede transformar nuestro país. No permitan que los obstáculos los desalienten, sino que los inspiren a ser más fuertes y a luchar con más ganas. Y te recuerdo que ese día, 31 de enero de 1999, ese premio fue un faro de luz y esperanza para mí. Hoy, espero que mi historia te inspire y te ayude a seguir motivado en esta carrera de la juventud que solo se vive una vez. ¡Adelante, jóvenes dominicanos! ¡Todo es posible! Con gratitud y esperanza, *Milton Morrison*