Dieta emocional: lo que consumes también te define Así como el cuerpo se fortalece o se enferma según lo que comes, tu mente y tu espíritu también dependen de lo que consumes a diario. Una dieta emocional no tiene que ver con comida física, sino con los pensamientos, emociones y relaciones que decides alimentar. Si todo el día te rodeas de noticias negativas, chismes y quejas, ¿qué crees que pasará con tu estado de ánimo? Si te la pasas recordando lo malo que te hicieron, pensando en lo que perdiste o en lo que temes, ¿cómo crees que se sentirá tu alma? En cambio, una buena dieta emocional se compone de: ✨ Pensamientos que suman, no que restan. ✨ Relaciones que te elevan, no que te drenan. ✨ Contenido que nutre tu mente y tu espíritu. ✨ Gratitud y amor propio como base de cada día. No te intoxiques con lo que no edifica. No te alimentes de la queja o del drama. Así como cuidas lo que comes, cuida también lo que permites entrar en tu corazón. Porque al final, lo que consumes también te define.