María Santísima de la Encarnación ya se reviste con las vestiduras de Hebrea, símbolo de humildad y sencillez, preparándose para el tiempo de Cuaresma que pronto comenzará. Su atuendo nos recuerda a aquella joven de Nazaret que, con fe inquebrantable, aceptó el plan de Dios y caminó con su Hijo hasta el culmen de la redención. Su mirada serena nos habla de espera y confianza, de fortaleza en la prueba y amor en el sacrificio. Con Ella nos adentramos en un tiempo de conversión, siguiendo su ejemplo de entrega y fidelidad. Que, así como Nuestra Madre ya se encuentra dispuesta, también nosotros preparemos el corazón para vivir la Cuaresma con fe y esperanza. Fotografía y trabajo de vestimenta: Jesús Fernández Hidalgo #dulcenombre #encarnación