Textos Que Te Pueden Sacar Una Sonrisa
Textos Que Te Pueden Sacar Una Sonrisa
February 19, 2025 at 12:12 AM
—¡Cáll@te, vi3ja l0ca, no empieces con tus supersticiones! —Alma se miraba al espejo mientras se acomodaba el vestido negro ajustado que dejaba en evidencia su vientre abultado—. Es el aniversario de la mu3rte de Daniela y voy a ir al cementerio. ¡No pienso dejarla sola otra vez! ¿Me entiendes? Se lo debo, mUr!ó por mi culpa. La madre entrelazó las manos y la miró con esa mezcla de paciencia y cansancio que le daba la edad. —Escúchame, m'ija, no vayas, no le debes nada, ella sabe que no fue tu culpa, el coche se descompuso y llegaste tarde. La culpa fue del borr@cho que la @rrolló. No tuya ¿Entiendes? Pero lo otro... no son supersticiones. Algo malo puede pasarle al bebé. Alma soltó una risa sarcástica. No quería que nadie aplacase su d0lor. —¡Ay, mamá, por favor! Son puras cosas de rancho. Hazme el favor de leer más y dejarte de tanto rezo. ¿Quieres que te preste un libro? A lo mejor aprendes algo nuevo. La madre suspiró, resignada. —Tu dichosa universidad no te enseñó que hay cosas que no están en los libros. Si vas a ir a llevarle flores a Daniela, al menos échate una oración al salir del panteón, para sacudirte los mu3rtos. Alma rodó los ojos, agarró las flores de la mesa y salió sin mirar atrás. Ella era la única en el panteón y caminaba con paso firme, ignorando el peso creciente que sentía en el vientre. Al llegar a la tumba, colocó su ramo sobre la lápida de Daniela y acarició las letras grabadas en la piedra fría. El aire se volvió más denso, y un aroma dulzón, como de flores podr!das, comenzó a invadir el ambiente. —Aquí estoy, amiga. Hoy si vine. Un susurro pareció emerger de la tierra: "Vete de aquí". Alma sacudió la cabeza, convencida de que era su imaginación. Sin embargo, al dar media vuelta, sintió como si algo tirara de su vestido. Se giró bruscamente, pero no había nadie. Al salir del cementerio, decidió ignorar el ritual de limpieza. Solo entonces, las primeras dudas comenzaron a asaltarla. "¿Y si mi mamá tiene razón?", pensó, pero sacudió la cabeza para alejar esa idea. Mientras regresaba a casa, una punzada intensa la obligó a detenerse. Se sujetó el vientre, respirando entrecortadamente. "Solo es el cansancio", pensó. Pero aquella noche, el sueño la visitó con un rostro familiar. Daniela estaba frente a ella, con los ojos vacíos como pozos. —BrUja... ella no te pertenece, no la mereces. Ven conmigo —dijo, alargando las manos hacia su vientre. Alma despertó sobresaltada por un dolor repentino y se le fue el color del rostro al encontrar marcas de dedos en su vientre. "¡Virgen Santa, ayúdame!", pensó desesperada. "¿Por qué tuve que ser tan necia? Mi mamá me lo advirtió". Aterrada y comida por la culpa, Alma llamó a su madre, quien en lugar de regañarla o darle un sermón, la llevó con una curandera del barrio. —La amiga tuya está detrás de ti —dijo la curandera al verla entrar con voz pausada, mientras preparaba un altar que olía a copal y hierbas. Alma se giró de inmediato, pero no vio nada. —Es muy peligroso —continuó la curandera—, necesita tu energía para mantenerse. Tenemos que purificarte antes de que sea tarde. Cuando estaban por comenzar el ritual, Alma sintió cómo el líquido amniótico le corría por las piernas. —¡Se me adelantó el parto! —gritó, aterrada. No hubo tiempo de esperar la ambulancia. Entre las manos temblorosas de la curandera y su madre, Alma empezó a dar a luz ahí mismo, en el suelo de la casa. Las velas se apagaron una a una, y un frío sobrenatural invadió la habitación. Con cada contracción, la figura de Daniela se hacía más nítida, flotando frente a ella. —¡Vete, Daniela, por favor! —suplicó Alma entre jadeos—. ¡No me asustes así! Daniela permanecía inmutable, negando con la cabeza. El mensaje estaba claro: no iba a irse a ningún lado. Alma sintió cómo sus fuerzas se desvanecían. El aire se volvió tan frío que su aliento formaba pequeñas nubes frente a su rostro. Justo cuando la niña nació, el espectro se abalanzó hacia el bebé y arrancó una criatura negra y grotesca, algo que se había adherido a la bebita desde aquella visita al panteón. El monstruo chilló antes de desintegrarse en el aire. Daniela le dedicó una última sonrisa a Alma, esta vez cálida y luminosa, antes de desaparecer por completo. —Era una bruja —explicó la curandera, limpiándose el sudor de la frente con su rebozo—. Se te pegó en el panteón cuando no hiciste el ritual de limpieza. Tu amiga nunca quiso hacerte daño, m'ija. Te estuvo cuidando todo este tiempo, esperando el momento para salvar a tu criatura. —¡Ay, mamá! —sollozó Alma, tomando a la bebé en brazos mientras las lágrimas corrían por sus mejillas—. Perdóname por no creerte. Se llamará Daniela, como mi amiga que nos salvó. Y te prometo que ya no voy a dudar de tus consejos. La madre solo asintió, acariciando la cabecita de su nieta, mientras fuera de la casa, la última luz del atardecer teñía el cielo de un rojo intenso Créditos a su autor 🖤 Gracias por distribuir está historia ❤️💀🐺 @Seguidores Imagen tomada del internet

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