La construcción del relato histórico de un pueblo es una cuestión fundamental para la acción ideológico-política, y el movimiento popular en su vocación transformadora precisa elaborar y atesorar su propio conocimiento del pasado, con apego a la verdad. El poder imperial español edificó un relato tergiversado que tendía a negar la propia existencia de Castilla como entidad política autónoma, promoviendo la identificación de Castilla con España, y de España con Castilla, sin matices. Mención aparte merece la cuestión lingüística: el castellano es hoy la lengua común de cientos de millones de personas, y eso hace que sea objeto de ataques y manipulaciones, y como efectivamente decía el cineasta francés Jacques Audiard, es la lengua de los migrantes y los pobres, de quienes están siendo deportados con grilletes por la Administración Trump, y de los “países emergentes” que le están plantando cara en el continente. La historia de Castilla, como la de cualquier otro pueblo, tiene sus claroscuros. Pero las condiciones que disponen a determinadas fracciones sociales de un pueblo para la organización y la lucha progresista se forjan en lo fundamental por la propia acción humana. Un pueblo alienado por sus complejos, incapaz de recuperar e identificarse con sus aportaciones más positivas y sus elementos más ejemplares, es un pueblo debilitado para la acción política, y en Castilla necesitamos combatir la “baja autoestima”. Desde que se empezó a desarrollar el Sistema capitalista en su fase mercantil, y con él el primer proyecto imperial capitalista, Castilla se situó del “lado correcto” de la historia. Mientras las tropas imperiales estaban conquistando Mesoamérica y alcanzaban Filipinas, el movimiento popular castellano y su ejército comunero estaban luchando contra ese Imperio que intentaba apoderarse -y finalmente así lo haría- de amplios territorios en América y Asia. La colonización interior de Castilla por el Imperio de los Habsburgo y la colonización de los “territorios de Ultramar” fueron procesos simultáneos y complementarios para el poder. La épica es algo importante para alimentar los proyectos revolucionarios. El movimiento popular castellano, para reactivar su conciencia, no tiene que recurrir a la invención de una épica, ni siquiera a “condimentar” los hechos; basta con revertir las maniobras con las que el imperialismo español ha tratado nuestra historia -con la colaboración de otros agentes, aunque parezca mentira-. Queremos abordar con una serie de artículos algunos episodios significativos de la historia de Castilla. El primer capítulo de ese ciclo estará dedicado a la Resistencia de Numancia. Te invitamos a leer el editorial completo👇🏼: https://izca.net/2025/02/11/combates-por-la-historia/