🔴 ¡Buenos días! Cada 28 de febrero la Iglesia recuerda a San Román abad que nació en la región de Izernore, Francia, en el año 390. A los 35 años viajó al macizo del Jura en Francia con su Biblia y su macuto para iniciar una vida eremita. Todo su equipaje lo formaban unas herramientas, un manuscrito de las Vidas de los Padres del Yermo, y algunos puñados de semillas. Su primer abrigo lo encontró en un pino enorme, cuyas ramas espesas le recordaban la palmera que había cobijado al primer ermitaño egipcio. A su sombra comenzó a rezar, a leer, a plantar sus legumbres y a vivir para Dios en el silencio y en el olvido. Ordenado sacerdote por San Hilario de Arlés, en el año 444, se convirtió en el líder de una comunidad de monjes, entre los que se encontraba San Eugendo. Hasta la montaña también acudió su hermano Lupicino y ambos fundaron varios monasterios. Uno de ellos fue la propia abadía de Condat. Para las mujeres construyeron otro donde hoy está el pueblo de Saint-Roman-de-la-Roche. De carácter dócil y tolerante, la tradición recuerda a Román por el milagro de sanación a dos pobres leprosos. Después de una intensa vida de oración y privaciones, San Román falleció el año 463.