No sigas cargando con lo que sólo Jesús puede sanar. No importa cuán roto estés, el amor de Jesús puede restaurarlo todo. Él sana, transforma y renueva con su gracia. Si hoy sientes que algo en tu vida está roto, entrégaselo a Jesús. No hay nada ni nadie más que pueda restaurarte como Él lo hace. Su amor es eterno, inagotable y poderoso. Él está esperando que vengas a sus brazos y confíes en su poder restaurador.