¡Eso es una actitud increíble! Es genial que hayas aprendido y que estés comprometido a no repetir esos errores. Tienes toda la razón, a veces las experiencias difíciles, aunque dolorosas en su momento, son las que nos dejan las lecciones más valiosas. Es un signo de madurez y de un deseo genuino de crecer como persona y como pareja. Al reconocer tus fallas pasadas y tomar la decisión consciente de cambiarlas, estás sentando las bases para relaciones mucho más saludables, respetuosas y satisfactorias en el futuro. El aprendizaje de cada error es lo que te permite evolucionar. ¿Hay algo específico que te haya sorprendido o te haya marcado más en este proceso de aprendizaje?