Esta obra antigua presenta un relieve que se piensa que pertenece a la cultura mesopotámica o sumeria. La imagen exhibe a una figura que lleva un tocado tradicional con cuernos, posiblemente un dios o un integrante de la realeza. La figura está de pie frente a símbolos del cielo, alzando las manos como si estuviera dándoles la bienvenida. Hay una sección destacada en la parte superior derecha de la obra que se amplía en la parte inferior. Esta área incluye un conjunto de formas esféricas, y algunos historiadores alternativos consideran estas formas como representaciones de un antiguo sistema solar. La más grande recibe el nombre de "Sol", mientras que las esferas más pequeñas asociadas a ella se vinculan con cuerpos celestes cuya existencia no ha sido comprobada, como "Nibiru" y "Némesis". A pesar de que estas visiones no son aceptadas en los ámbitos científicos, el entendimiento que tenían las civilizaciones antiguas acerca del cosmos y cómo este conocimiento se reflejaba en su arte siempre ha despertado gran interés. Es un hecho que los sumerios tenían un alto nivel de avance en sus observaciones astronómicas y se sabe que identificaron ciertos planetas a simple vista, además de haber registrado sus trayectorias. Cuerpos celestes como el Sol, la Luna, Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno tenían un gran valor sagrado para ellos. Sin embargo, la idea de que todas las esferas representadas son un esquema detallado del sistema solar parece ser una interpretación demasiado elaborada según nuestro entendimiento moderno. Nombres como Nibiru y Némesis frecuentemente surgen en teorías especulativas. Nibiru ha sido mencionado como un planeta ficticio que se acerca a la Tierra, especialmente en una teoría conspirativa que ha ganado popularidad desde los años noventa. La NASA y otras instituciones astronómicas no han validado la existencia de tal planeta. Por otro lado, Némesis es una hipótesis que sugiere que el Sol podría tener un hermano oscuro, aunque hasta ahora no ha obtenido respaldo mediante pruebas observacionales. Sin embargo, es importante reconocer cuántas incógnitas y enigmas encierran estas obras antiguas sobre la historia humana. Es posible que las civilizaciones pasadas tuvieran una relación con el cielo muy distinta a la nuestra, interpretando los planetas no solo de manera física, sino también espiritual y simbólica. Así, estos relieves pueden ser vistos no solo como arte, sino como una forma de conexión cósmica. De cualquier modo, es difícil no sentirse fascinado por estas obras. Nos permiten emprender un viaje hacia las profundidades del pasado, con sus aspectos históricos e imaginativos. Referencias: * NASA, British Museum archives, academic publications on Sumerian Astronomy Records)