*El ejemplo de Wesley* Marcos 10:13-14 _Y le presentaban niños para que los tocase; y los discípulos reprendían a los que los presentaban. Viéndolo Jesús, se indignó, y les dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios._ Ahora bien, cuando Jesús decía los niños o los pequeñines, se refería a Sus hijos. En el siglo XVIII, los pobres, necesitados, los que habían estado cautivos no podían pasar a la Iglesia. Esta es la historia de un hombre que no lo dejaron predicar en los púlpitos de las iglesias, y salió a predicar a las calles, a los olvidados, a los que poco probable podrían pasar a una iglesia. Él dijo: "el mundo es mi parroquia", salió a predicar a los pobres, a los enfermos, a los presos, a los esclavos, de los que el mundo se había olvidado. Como dice Isaías 61: _El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados; a ordenar que a los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya._ Aunque el mundo ha cambiado, todavía se necesitan hombres como *Jhon Wesley*, enviados a predicar las buenas nuevas a aquellos que no pueden llegar a las iglesias, a los enfermos, a los ancianos, a los cautivos, a los hospitales, a las personas que viven lejos. Hombre y mujer de Dios, el Señor te llama a cumplir con tu misión en las calles, donde las almas aceptan al Señor, donde se salvan.