LA GRAN ANULACIÓN: EL GRITO SILENCIOSO QUE MORENA NO QUISO ESCUCHAR POR: DON MAQUI Que nadie se engañe, el ciudadano sí acudió a las urnas, pero no para legitimar el experimento judicial impuesto desde Palacio, sino para dejar claro, con tinta invisible pero voto nulo, que no se traga el cuento de la “democracia participativa” a modo. Más del 23% de los sufragios en la elección judicial fueron inválidos, un récord, un mensaje, un reclamo disfrazado de tachón. Y ahora, como si nada, los operadores del régimen pretenden validar el proceso, escudándose en formalismos, cerrando los ojos ante lo que en cualquier democracia sería motivo de nulidad: que los votos nulos superen a los válidos, ¿Desde cuándo es válido validar lo inválido? ¿En qué manual democrático cabe semejante aberración? Pero lo más inquietante no es el resultado, sino la necedad con que quieren imponerlo, nadie puede asegurar si la anulación fue por error involuntario, por lo intrincado de las boletas o como acto deliberado de resistencia, pero lo que sí es seguro es que ese 23% dejó un mensaje más fuerte que mil discursos: el pueblo no avaló el teatro judicial que Morena y sus aliados montaron con toga prestada y birrete de cartón. Aquella cantaleta oficialista de que el mandato ciudadano otorgado a Sheinbaum incluía la legitimación de una elección judicial, hoy se cae a pedazos, la evidencia está en las urnas: la gente salió… pero a decir “NO”. Y si en el laboratorio de la 4T piensan que esta señal es menor, allá ellos, pero quien sabe leer los silencios y entender los vacíos sabe que en ese 23% se esconde una verdad incómoda: que la ciudadanía no quiere ser comparsa de un circo legal, ni con boleto gratis. Hoy, el gran ausente de esta elección no fue el ciudadano, fue la legitimidad y eso, ni con acarreados, ni con propaganda, ni con reformas al vapor… se puede anular. https://www.instagram.com/p/DKj3BsWMMIm/?igsh=MWhvbjZjOW8ycTR0aQ==