*Estudio fotográfico* Se trata de una fotografía positivada en papel a la albúmina, montada sobre cartón decorado tipo gabinete, con unas dimensiones de 140 x 90 mm. La imagen fue tomada hacia 1893 en un estudio fotográfico de la ciudad de Santander. El retrato presenta a Cipriano Vicente y Zubiarrain junto a sus nietas Amalia y Julia, todos en indumentaria civil. Completando la escena, un perro aparece tumbado en primer plano. La composición está cuidadosamente estructurada en un entorno de estudio, con fondo pintado y atrezzo simulado, conforme a las prácticas habituales de la fotografía de gabinete del último tercio del siglo XIX. Cipriano Vicente y Zubiarrain había nacido en Cameno (Burgos) el 26 de septiembre de 1843, hijo del teniente de la Guardia Civil Primitivo Vicente y de Juliana Zubiarrain. Ingresó en el Ejército en 1859 procedente de *la Compañía de Guardias Jóvenes*. Su carrera se inició en el Regimiento América n.º 14 y, tras su paso por el Colegio de Infantería y varios destinos, fue incorporado al Cuerpo de la Guardia Civil en 1864. Sirvió en Palencia, Burgos, Salamanca, Ávila y Cantabria, alternando funciones administrativas y operativas. El 25 de enero de 1869, durante los disturbios revolucionarios en Burgos, fue asesinado el gobernador civil de la provincia. Cipriano, entonces teniente, fue injustamente señalado como responsable por su supuesta pasividad, y se convirtió en chivo expiatorio de la ineptitud de las autoridades civiles. Fue condenado a dos meses de arresto en el castillo de Zamora. En 1883, dicha nota desfavorable fue anulada por el Consejo Supremo de Guerra y Marina. Durante la Tercera Guerra Carlista, protagonizó numerosas acciones de mérito, como la persecución del cabecilla “Barbas” o los combates en Santa Gadea, recibiendo las cruces del Mérito Militar, la Medalla de la Guerra Civil de 1873-74, y la Cruz de San Hermenegildo. Fue declarado Benemérito de la Patria en 1876. En 1890 fue ascendido a comandante y destinado a la Comandancia de Santander. Su último gran servicio tuvo lugar durante la tragedia del vapor *Cabo Machichaco*, el 3 de noviembre de 1893, cuando el buque explotó en pleno puerto con 31.000 kilogramos de dinamita. Cipriano se hallaba presente desde el inicio del incendio organizando la seguridad. La deflagración dejó más de 500 muertos y miles de heridos. Tras una segunda explosión, el 23 de noviembre, se produjeron disturbios en la ciudad. La Guardia Civil, bajo su mando, actuó con firmeza para restaurar el orden. Falleció en Santander el 19 de diciembre de 1894, culminando una trayectoria ejemplar de más de tres décadas al servicio del Instituto. Colección familiar