Hay vínculos que se van fácil. Y hay otros… que se quedan pegados en la piel, en la memoria, en el pecho. A veces no es por amor, a veces es por lealtad, por costumbre, por miedo, o por esa parte nuestra que aún no sabe cómo soltar sin romperse. 🌿 Puede ser una pareja, una amistad, un familiar, una versión antigua de ti misma. Y aunque ya sabes —muy en el fondo— que eso no vibra contigo, algo sigue atado. ✨ Hoy sembramos el permiso de mirar ese lazo sin juicio. No para soltarlo a la fuerza. Sino para preguntarte: ¿Qué me sigue enseñando esto que aún no he podido soltar? No todo lo que duele se arranca. A veces se honra, se comprende… y se suelta en el momento exacto. No para olvidar, sino para liberar. 🌕 Pequeña práctica para esta semana: 🕯️ Escribe el nombre (o símbolo) de ese vínculo que aún pesa. Pregúntate: ¿Qué parte de mí sigue enganchada a esto? Y luego, sin apuro, respóndete con amor. No busques cerrar, solo empieza a mirar. No es flojera aferrarse. Es humano. Y también es valiente empezar a aflojar. Con Munay 💛 Priscila 🤗 RunaKay – Días que siembran desde el alma