El poder del individuo organizado Lo que está ocurriendo en California no es un accidente. Tampoco es un caso aislado. Es una señal clara de malestar social profundo. Sin embargo, en el Movimiento Nacionalista Izhanih nos resistimos a dar una respuesta inmediata, visceral o oportunista. Porque entendemos que en tiempos de ruido, el que grita primero no es el que tiene la razón, sino el que más teme quedarse sin voz. Nosotros no tememos callar cuando es necesario observar. Mientras tanto, la derecha tradicional debe tragarse su orgullo y ver cómo sus propios connacionales son maltratados por el aparato estatal que supuestamente defienden. Se les prometió orden, pero les entregaron represión. La izquierda, por su parte, calla por miedo a ser asociada con la violencia que ellos mismos incubaron. Ambos polos están atrapados. Uno por cobardía, el otro por hipocresía. En medio de esto, se discute sobre qué banderas se pueden ondear. Se condena la presencia de banderas mexicanas o palestinas en protestas dentro de EE.UU., mientras se permite con toda naturalidad la bandera de Israel, izada incluso en instituciones públicas norteamericanas. Este doble estándar no es un accidente. Es un síntoma de una narrativa cuidadosamente administrada, donde las identidades ajenas solo son válidas si sirven a los intereses de una ((élite globalizada)). Y es aquí donde pocos se atreven a mirar más profundo: detrás del caos, del humo, de la propaganda, hay estructuras muy reales consolidándose. En este caso, hablamos del avance de sistemas de vigilancia total, como Palantir, una plataforma de monitoreo impulsada por capital privado y estatal para rastrear movimientos sociales y conductas individuales. En nombre de la seguridad, se impone una arquitectura de control. Nuestra conclusión no es ideológica, es estructural: las protestas sociales en EE.UU. no surgen de forma orgánica. En un ecosistema saturado de desinformación y manipulación emocional, ya no existe verdad ni razón compartida, solo la urgencia por emitir juicios. Se ha reemplazado el pensamiento con el impulso. La prudencia con la histeria. El análisis con el algoritmo. Pero hay algo que nadie quiere reconocer, y es lo que verdaderamente incomoda a los gobiernos y a sus partidos, ya sean de izquierda o de derecha: la capacidad de los individuos organizados para defender sus propios intereses. Esa es la gran lección que el MNI no olvida y no dejará que se borre. Porque cuando el sistema falla, cuando el Estado oprime, no es el debate el que cambia el curso de la historia, es la organización. No importa quién tenga la razón, ni cuál sea tu bandera. Lo que importa es que dejes de comprar narrativas prefabricadas, que dejes de repetir lo que no entiendes y que empieces a asumir tu responsabilidad. El poder real no está en votar, ni en protestar, ni en quejarse en redes sociales. El poder real está en organizarte. Y si algo nos ha demostrado esta jornada, es que gobierno alguno está preparado para enfrentar una comunidad dispuesta a actuar junta. Así que deja de subestimar al individuo y deja de subestimar lo que tú mismo puedes lograr. https://x.com/MNI_CDMX/status/1932102761086156924?s=19