Dos amigas están tomando un café… ambas conversan sobre sus trabajos y sobre los problemas de la casa... En eso a una de ellas le suena el celular y con gesto de molestia dice: “ah, es mi Mamá…” “Me llama y me llama y quiere que la escuhe, pero te juro que ya me aburre escuchar todo el tiempo sus mismas historias, sus reclamos… “ Y no la visitas, preguntó la amiga. Sí, todos los domingos voy a verla, pero la verdad es que cada vez se pone peor. Ya no se que hacer. Se ha puesto caprichosa, está insoportable… En eso la amiga dice: “yo en cambio hablo mucho con mi mamá. Todas las semanas la visito…” Así? Preguntó sorprendida la otra amiga. ¿Qué edad tiene tu mamá? Mi mamá ya falleció… la visito en el cementerio y le hablo a cada rato sin escuchar su voz… ya no puedo llamarla por telefono, pero cada vez que me siento sola y necesito ayuda, le hablo a ella y me siento mejor…” Sabes, yo era igual que tú. Me molestaba porque mi mamita me buscaba, iba a la casa llevandome pasteles. Iba de sorpresa en cualquier momento y a veces quería quedarse a dormir conmigo o me decía que yo vaya a dormir con ella… pero yo me porté mal… En ese momento unas lagrimas empezaron a caer por la mejilla de la amiga… Por eso te digo que no cometas el mismo error que yo… Anda visita a tu mamá, llámala… aprende a disfrutar de su vejez. Si te cuenta las mismas historias, riete con ella… De vuelta a la oficina la joven se fue pensando en las palabras de su amiga. Llegando le dice a su secretaria: por favor, cancela todas las reuniones que tengo para hoy. Si alguien me llama, no estoy disponible.” En ese mismo momento ella salió con destino a la casa de su madre… LA MORALEJA de esta pequeña historia es que no esperes el último momento, no dejes pasar el tiempo. Sabes, en la vida hay muchos dolores, pero uno de los peores es el dolor del arrepentimiento… la gente se arrepiente de no haber viajado a ver a sus papás para abrazarlos. Se arrepienten de no haberlos llamado para escucharlos. Se arrepienten de no haberles escuchado. Y luego, luego ya es muy tarde y por más que llores, por más que quieras, ya no hay vuelta atrás…