¿Qué significa ser ciego? (La inclusión) Ser ciego para mí no es solo la ausencia de luz o la falta de imágenes claras. Es, sobre todo, una experiencia profunda que va mucho más allá de lo que el ojo puede captar. Es vivir en un mundo que, con frecuencia, no está dispuesto a verme ni a entenderme realmente. Hace poco conversé con alguien que está organizando un viaje para personas con discapacidad visual. Me contó algo que me hizo reflexionar profundamente: la dificultad que enfrentamos muchos para juntar unos pesos, para poder disfrutar de momentos y experiencias que, para otros, pueden parecer simples o al alcance de la mano, pero que para nosotros son un verdadero lujo. La inclusión no es solo abrir una puerta o poner una rampa. La inclusión verdadera es comprender que detrás de esa puerta, detrás de esa rampa, hay personas con sueños, con deseos legítimos de trabajar, de crecer, de aprender y de vivir con dignidad plena. La inclusión laboral es uno de los mayores retos que enfrentamos día a día. No se trata únicamente de tener un empleo, sino de acceder a oportunidades reales, adaptadas y valoradas. Se trata de entornos que escuchen, que comprendan, que apoyen sin paternalismos ni exclusiones. Para mí, la discapacidad visual no es una barrera para la creatividad, la inteligencia ni la entrega. Pero sé que la sociedad muchas veces nos impone límites que solo existen en su falta de voluntad y en prejuicios que persisten. Por eso quiero invitarte a mirar más allá de lo visible, a descubrir la riqueza y la fuerza que hay en la diversidad. Porque ser ciego no significa ausencia de visión; significa tener una mirada interior que la luz no siempre puede iluminar. Esa visión merece un espacio, un lugar donde se respete, se valore y se incluya con justicia. Esta reflexión es también una invitación a abrir no solo los ojos, sino el corazón y la mente. La palabra “inclusión” se escucha cada vez más, pero no siempre se vive en la práctica diaria. Incluir significa hacer espacio para todos, no solo en el lenguaje, sino en acciones concretas y verdaderas. En el mundo laboral, incluir significa que nuestras capacidades, ideas y talentos sean reconocidos y valorados, no como un acto de caridad, sino como un aporte indispensable para cualquier comunidad, empresa o sociedad. Sé que para muchos el camino está lleno de obstáculos: económicos, sociales y culturales. Esos obstáculos frenan sueños, limitan posibilidades y muchas veces generan frustración y tristeza. Pero apoyar la inclusión no es un favor; es justicia, es reconocimiento de derechos y es un acto de humanidad. Es abrir caminos para que todos, sin excepción, podamos aportar, crecer y vivir plenamente. Este camino no es fácil ni rápido, lo sé bien. Pero es un camino indispensable. Porque una sociedad que excluye, se empobrece a sí misma y pierde su humanidad. Cada pequeño esfuerzo que fomente la inclusión, cada paso para derribar barreras, cada gesto de comprensión y respeto, es un paso hacia una vida mejor para todos. Y esta lucha, esta esperanza, la comparto contigo con la convicción de que juntos podemos construir un mundo más justo, accesible y lleno de oportunidades. Cada día aprendo que la inclusión no es una meta estática ni un logro puntual, sino un compromiso constante que debemos renovar en cada acción, en cada palabra, en cada encuentro. No quiero que esta reflexión quede en simples ideas o buenos deseos. Quiero que sea un llamado a la acción real, sincera y urgente. No cierres las puertas a quienes soñamos con un mundo diferente. No cierres las puertas a quienes, a pesar de la oscuridad, tenemos una luz interior capaz de iluminar caminos que muchos ni siquiera se atreven a explorar. Dame la oportunidad de mostrarte que mis capacidades no están en lo que no veo, sino en lo que puedo imaginar, crear y aportar. Dame la oportunidad de ser parte activa, de transformar y de construir juntos. Puede que este discurso suene ambicioso o incluso vanidoso, pero en realidad es una declaración de esperanza, de lucha y de convicción. Porque sé que el verdadero cambio empieza cuando nos abrimos sin miedo a lo diferente, cuando dejamos de lado prejuicios y etiquetas, y cuando reconocemos que la diversidad es, en sí misma, una fuerza poderosa. No cierres puertas, por favor. Ábrelas, aunque solo sea un poco. Porque dentro de esa apertura, está la posibilidad de un mundo más justo, más humano y más inclusivo. Y yo, como muchos otros, estoy aquí para caminar ese camino contigo. Juan Carlos Martín ________________________________________ #cartasinfinitas ________________________________________