Voces de la Discapacidad
Voces de la Discapacidad
May 30, 2025 at 01:42 AM
¿Qué significa ser ciego? (Miradas que no se ven) Ser ciego no es vivir en la oscuridad, ni estar perdido en un mundo sin formas Ser ciego, a veces, es estar demasiado presente en un mundo que te observa sin verte, que te imagina sin conocerte y que te etiqueta sin preguntarte. Hay quienes creen que la ceguera apaga la vida, que la oscuridad te rodea como un muro sin puertas. Pero no es así. La verdadera luz no se apaga cuando los ojos se cierran, porque hay una claridad que nace desde dentro, una llama silenciosa que no necesita pupilas para brillar. Ser ciego es, muchas veces, un viaje hacia lo esencial. Cuando desaparecen los colores, los gestos y las apariencias, queda lo que realmente importa: la voz que acaricia, el silencio que acompaña, la sinceridad que no necesita disfraz. He aprendido que la ceguera no es una ausencia, sino una transformación. Es dejar de mirar lo superficial para comenzar a percibir lo profundo. Es atravesar la vida con otros sentidos despiertos, con una atención que escucha, que intuye, que abraza lo invisible. Pero también, ser ciego es convivir con las miradas que no ves… y que, sin embargo, sientes como si te atravesaran. Es percibir el juicio en un suspiro, la compasión mal entendida en un gesto, la barrera disfrazada de ayuda, y la lástima en lugar del respeto. Hay miradas que no se ven, pero pesan. Pesan cuando alguien duda de tus capacidades sin conocerte. Pesan cuando te hablan como a un niño, o cuando fingen que no estás para no incomodarse. Pesan cuando te convierten en inspiración obligatoria, como si tu vida sólo tuviera valor si la vives “a pesar de”. Ser ciego es caminar sabiendo que otros te miran con temor, o con esa incomodidad que sólo da la ignorancia. Y es también sonreír, seguir adelante, construyendo tu mundo a partir de lo que sí sabes, de lo que sí puedes, de lo que sí eres. Porque la ceguera no borra la identidad, la fortalece. No limita el alma, la despierta. No impide soñar, más bien limpia el sueño de todo lo innecesario. Yo no necesito ver un rostro para conocer a una persona. A veces, quien más ve es quien menos mira. Y quien nunca ha tenido ojos, tiene el alma abierta como una ventana sin cristales. Ser ciego no es no ver. Es ver desde otro lugar. Es habitar un espacio donde las palabras pesan más que los gestos, donde el corazón es brújula, y donde la sensibilidad se vuelve un puente hacia los demás. Ser ciego es vivir con el alma en carne viva, detectando tonos, pausas, suspiros… descubriendo mundos en una risa y heridas en un silencio. Y a pesar de todo —de las barreras, de las miradas mal puestas, de los prejuicios que llegan antes que los nombres—, ser ciego también es una forma de libertad. Porque ya no necesitas ver para elegir, ni ver para amar, ni ver para creer en ti mismo. Ser ciego es, en el fondo, un recordatorio constante de lo importante: que lo esencial nunca estuvo en la forma, sino en el fondo. Que la verdadera visión no se encuentra en los ojos, sino en el alma. Juan Carlos Martín #cartasinfinitas
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