¿Qué significa ser ciego? (La desinformación) Hay quien dice que el problema no es la ignorancia, sino la falta de información. Y sin embargo, la información está por todas partes. Hoy puedes buscar en internet qué es un bastón blanco, cómo funciona una app accesible, o qué dificultades enfrentamos las personas ciegas en la calle, en el trabajo, en la vida. Todo eso está ahí. Disponible. Accesible. Pero ¿de qué sirve tener información, si no va acompañada de interés genuino? ¿De qué sirve saber, si no se quiere comprender? La ignorancia no siempre nace del desconocimiento. Muchas veces brota del ego, de la indiferencia, del “eso no me toca”, del “ya bastante tengo con lo mío”. La ceguera más peligrosa no es la visual es la del alma, la de quien prefiere no mirar, la de quien se refugia en excusas para no implicarse. Desinformar también es hablar sin saber. También es repetir estereotipos. También es poner etiquetas que simplifican realidades complejas. Y también es quedarse en la superficie por miedo a profundizar. No se trata de que sepas cómo usamos el bastón o cómo funciona el braille. Se trata de que entiendas que detrás de todo eso hay una persona. Una historia. Una manera distinta —no menor— de estar en el mundo. La verdadera inclusión no se construye con datos, sino con encuentros, con escucha, con empatía sincera y voluntad de aprender. Y quizás —si afinas el alma además de la vista— descubras que ver con claridad no depende de los ojos, sino de la luz que uno cultiva por dentro. Y tú, que ves bien… si has llegado hasta aquí, si has leído esta y las otras tres partes: ¿te atreves a acercarte, escuchar y aprender? ¿O seguirás viendo… sin mirar? Juan Carlos Martín Martín ________________________________________ #cartasinfinitas ________________________________________