Y cuando por fin vivas ese cumplimiento divino por el que tanto oraste, no bajes la guardia. Ora más, cuídate más, y mantente más firme que nunca. No te conformes con agradecer solamente; que tu gratitud se vea también en tu compromiso y en la responsabilidad con la que cuidas lo que Dios te ha confiado. Porque sí, Dios es fiel… pero nosotros, muchas veces, nos olvidamos rápido. Se nos suben los humos, nos desenfocamos, y sin darnos cuenta, empezamos a descuidar lo sagrado. Recuerda: lo que estás viviendo es por gracia. Va más allá de tu esfuerzo. Pero aun así, esfuérzate. Sé valiente. No corrompas lo que Dios está haciendo contigo. Hazlo siempre para su gloria. Y para bendecir a otros, así como alguien te bendijo a ti. Un recordatorio de mí, para mí… y para quien lo necesite. @leidydegrimi