Recuerda lo que Dios te dijo. Lo que puso en tus manos, el talento que te dio y el llamado que hizo sobre ti. Cuídalo con límites, firmeza y carácter. Ser bueno en algo no significa que eso sea tu propósito. No confundas fluidez con llamado. Puedes ser útil en un área… pero eso no te hace llamado a quedarte ahí. Muchos te llamarán por título o ministerio que Dios no te ha dicho, solo porque fluyas ahí. Peligrosa esa línea. Cuídate de halagos, de títulos que otros te quieran poner, de empujones disfrazados de “palabra”. No todo lo que puedes hacer es lo que debes hacer. Podemos hacer cosas bien aunque no sea parte del propósito. Si, y el error es confundir eso. Yo sé que adoro a Dios danzando. Sé que enseño/aconsejo mujeres heridas. Soy ayuda idónea de mi esposo. Eso es, pero si me dejo llevar por lo que otros quieren que haga, termino fuera de lugar… aunque suene espiritual. Ten claro lo tuyo. No imites a nadie, ni siquiera a los más cercanos. Obedece a Dios... @leidydegrimi