
Archicofradía del Paso y la Esperanza
May 29, 2025 at 06:32 PM
Estimados hermanos:
Aún con la resaca emocional de todo lo vivido en el hito histórico que ha supuesto la Peregrinación de María Santísima de la Esperanza a Roma, y de su regreso en procesión desde la Santa Iglesia Catedral Basílica a la Casa Hermandad, me dirijo a vosotros con el corazón lleno de gratitud.
Quiero daros las gracias, de forma sincera y profunda, por el inmenso esfuerzo que habéis realizado. Muchos habéis sacrificado vuestras vacaciones, habéis solicitado días libres en vuestros trabajos, cambiado turnos… Y no solo habéis afrontado ese esfuerzo en lo laboral y personal, sino también, ha supuesto un importante sacrificio económico.
He sido testigo de familias completas llenas de felicidad, unidas por un único motivo: estar cerca de Ella en Roma. Esa entrega, ese amor, son el reflejo más fiel de lo que significa ser parte viva de esta Archicofradía.
Hemos echado de menos a muchos archicofrades y devotos en este camino: a los que ya no están, a quienes por su edad no han podido viajar, y a quienes por circunstancias personales no han podido peregrinar a Roma.
El pasado 14 de mayo se inició la veneración de María Santísima de la Esperanza en la Basílica de San Pedro, en la Capilla de la Presentación de la Virgen, un lugar repleto de simbología. A sus espaldas, un gran mural que representa el momento en el que María es ofrecida a Dios por sus padres, Joaquín y Ana; en la cúpula que converge la parte superior de la capilla recoge versos en latín del Magníficat “Ha mirado la humillación y derriba del trono a los poderosos”, a los pies de la Virgen se encuentra el escudo de San Juan Pablo II, cuyos restos descansan en la capilla de enfrente. Él fue quien concedió a la Archicofradía el título de Basílica Menor y otorgó la Coronación Canónica de Nuestra Madre.
Al día siguiente, el 15 de mayo, vivimos una jornada inolvidable con la peregrinación de la Archicofradía. Hermanos y devotos partimos con el estandarte de la Virgen desde el Castillo de Sant’Angelo hasta la Basílica de San Pedro, atravesando la Puerta Santa y llegando a la capilla de San Pio X, donde oramos ante el Santísimo Cristo de la Expiración y María Santísima de la Esperanza. Desde la propia organización del Jubileo, nos confirmaron que fue la peregrinación más multitudinaria celebrada hasta la fecha, con más de 1.500 personas. Nos acompañaron D. Manuel Ángel Santiago (Vicario Episcopal de la Diócesis de Málaga para el Laicado), D. Salvador Guerrero, (delegado de Hermandades y Cofradías de la Diócesis de Málaga); D. Salvador Aguilera (Consultor del Dicasterio para las Iglesias Orientales); y D. Antonio Collado, nuestro Director Espiritual y Rector de la Basílica.
El día 16 celebramos, en la Cátedra de San Pedro, la Santa Misa conjunta de las dos hermandades, presidida por D. José Ángel Saiz Meneses, arzobispo de Sevilla. Una celebración solemne que nos llenó de gracia y comunión fraterna.
Y el 17 de mayo quedará grabado para siempre en los anales de nuestra historia, no solo en la de la Archicofradía, sino también en la de la ciudad de Málaga, la Diócesis, la Agrupación de Cofradías y la propia ciudad de Roma. Los momentos vividos tanto en los días previos como durante la Gran Procesión serán imborrables. Aún resuenan en mi memoria los vivas y vítores incesantes a Nuestra Madre en la bajada y subida de la Vía Claudia, y el paso majestuoso por el Coliseo y el Circo Massimo con el Palatino de fondo.
El 22 de mayo, la Virgen de la Esperanza volvió después de 87 años a la Santa Iglesia Catedral Basílica de Málaga, donde recibió el cariño de miles de fieles y hermanos de la Archicofradía en devoto besamanos. Se han celebrado 3 días de culto en su honor, con eucaristías que fueron presidida por D. Antonio Collado (Rector de la Basílica), D. Antonio Romero Padilla (Párroco en Carrión de los Céspedes) y por el Rvdo. P. D. José Ferrary Ojeda (Deán de la Catedral y Vicario Judicial de la Diócesis de Málaga).
El 24 de mayo, a las puertas de la Catedral de Málaga, María Santísima de la Esperanza fue recibida entre aplausos, vítores, lágrimas, saetas y oraciones. La procesión de regreso a su Basílica fue un verdadero testimonio de fe, una manifestación de amor y de esperanza que quedará grabada en la memoria colectiva.
Y en todo ello estabais vosotros, hermanos, devotos, voluntarios, cofrades de corazón… Todos habéis sido parte esencial de este hito. Habéis hecho posible lo que parecía inalcanzable. Gracias por cada hora de trabajo silencioso, por cada oración ofrecida, por cada gesto de entrega.
No quiero dejar pasar la oportunidad de dar la enhorabuena y agradecer el trabajo constante y comprometido de la Albacería, del equipo de procesión, y de comunicación, cuya labor ha sido fundamental, dando visibilidad a todo lo vivido. Y por supuesto, a la Junta de Gobierno, que con esfuerzo, fe y dedicación ha guiado cada paso de este camino. Esta peregrinación ha sido fruto del esfuerzo conjunto de una Archicofradía viva y entregada.
Gracias, de todo corazón, por hacerlo posible. Gracias por vuestras manos, vuestros pies, vuestras oraciones. Gracias por vuestra fe.
Pidamos al Señor que esta gracia que hemos recibido nos anime a seguir caminando juntos, bajo la mirada amorosa del Nazareno del Paso y de María Santísima de la Esperanza.
Con gratitud y fraternidad,
Sergio Morales Millán.
Hermano Mayor de la Archicofradía del Paso y la Esperanza.
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