Misal Diario  ⛪  Oraciones, Reflexiones, Meditaciones
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June 11, 2025 at 12:13 AM
Laudes Miércoles, 11 de junio San Bernabé, apóstol memoria obligatoria Semana II del salterio Laudes Si es la primera oración del día, se omite la siguiente Invocación y se comienza con el Invitatorio. Si no es la primera oración del día, se dice la Invocación y se continúa con el Himno. Invocación inicial † Se hace la señal de la cruz mientras se dice: ℣. Dios mío, ven en mi auxilio. ℟. Señor, date prisa en socorrerme. ℣. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. ℟. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya. Invitatorio † Se hace la señal de la cruz en la boca mientras se dice: ℣. Señor, ábreme los labios. ℟. Y mi boca proclamará tu alabanza. Ant. Venid, adoremos al Señor, rey de los apóstoles. Sal 94 Sal 99 Sal 66 Sal 23 Salmo 94: Invitación a la alabanza divina Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva; entremos a su presencia dándole gracias, aclamándolo con cantos. Se repite la antífona Porque el Señor es un Dios grande, soberano de todos los dioses: tiene en su mano las simas de la tierra, son suyas las cumbres de los montes; suyo es el mar, porque él lo hizo, la tierra firme que modelaron sus manos. Se repite la antífona Entrad, postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro. Porque él es nuestro Dios, y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía. Se repite la antífona Ojalá escuchéis hoy su voz: «No endurezcáis el corazón como en Meribá, como el día de Masá en el desierto; cuando vuestros padres me pusieron a prueba y me tentaron, aunque habían visto mis obras. Se repite la antífona Durante cuarenta años aquella generación me asqueó, y dije: "Es un pueblo de corazón extraviado, que no reconoce mi camino; por eso he jurado en mi cólera que no entrarán en mi descanso."» Se repite la antífona Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Ant. Venid, adoremos al Señor, rey de los apóstoles. Himno Vosotros que escuchasteis la llamada de viva voz que Cristo os dirigía, abrid nuestro vivir y nuestra alma al mensaje de amor que él nos envía. Vosotros que invitados al banquete gustasteis el sabor del nuevo vino, llenad el vaso, del amor que ofrece, al sediento de Dios en su camino. Vosotros que tuvisteis tan gran suerte de verle dar a muertos nueva vida, no dejéis que el pecado y que la muerte nos priven de la vida recibida. Vosotros que lo visteis ya glorioso, hecho Señor de gloria sempiterna, haced que nuestro amor conozca el gozo de vivir junto a él la vida eterna. Amén. Salmodia Ant. 1. Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Salmo 62, 2-9: El alma sedienta de Dios Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo, mi alma está sedienta de ti; mi carne tiene ansia de ti, como tierra reseca, agostada, sin agua. ¡Cómo te contemplaba en el santuario viendo tu fuerza y tu gloria! Tu gracia vale más que la vida, te alabarán mis labios. Toda mi vida te bendeciré y alzaré las manos invocándote. Me saciaré como de enjundia y de manteca, y mis labios te alabarán jubilosos. En el lecho me acuerdo de ti y velando medito en ti, porque fuiste mi auxilio, y a la sombra de tus alas canto con júbilo; mi alma está unida a ti, y tu diestra me sostiene. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Ant. Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Ant. 2. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Daniel 3, 57-88. 56: Toda la creación alabe al Señor Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos. Ángeles del Señor, bendecid al Señor; cielos, bendecid al Señor. Aguas del espacio, bendecid al Señor; ejércitos del Señor, bendecid al Señor. Sol y luna, bendecid al Señor; astros del cielo, bendecid al Señor. Lluvia y rocío, bendecid al Señor; vientos todos, bendecid al Señor. Fuego y calor, bendecid al Señor; fríos y heladas, bendecid al Señor. Rocíos y nevadas, bendecid al Señor; témpanos y hielos, bendecid al Señor. Escarchas y nieves, bendecid al Señor; noche y día, bendecid al Señor. Luz y tinieblas, bendecid al Señor; rayos y nubes, bendecid al Señor. Bendiga la tierra al Señor, ensálcelo con himnos por los siglos. Montes y cumbres, bendecid al Señor; cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor. Manantiales, bendecid al Señor; mares y ríos, bendecid al Señor. Cetáceos y peces, bendecid al Señor; aves del cielo, bendecid al Señor. Fieras y ganados, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos. Hijos de los hombres, bendecid al Señor; bendiga Israel al Señor. Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor; siervos del Señor, bendecid al Señor. Almas y espíritus justos, bendecid al Señor; santos y humildes de corazón, bendecid al Señor. Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos. Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo, ensalcémoslo con himnos por los siglos. Bendito el Señor en la bóveda del cielo, alabado y glorioso y ensalzado por los siglos. Ant. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Ant. 3. «Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando», dice el Señor. Salmo 149: Alegría de los santos Cantad al Señor un cántico nuevo, resuene su alabanza en la asamblea de los fieles; que se alegre Israel por su Creador, los hijos de Sion por su Rey. Alabad su nombre con danzas, cantadle con tambores y cítaras; porque el Señor ama a su pueblo y adorna con la victoria a los humildes. Que los fieles festejen su gloria y canten jubilosos en filas: con vítores a Dios en la boca y espadas de dos filos en las manos: para tomar venganza de los pueblos y aplicar el castigo a las naciones, sujetando a los reyes con argollas, a los nobles con esposas de hierro. Ejecutar la sentencia dictada es un honor para todos sus fieles. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Ant. «Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando», dice el Señor. Lectura Breve 1 Co 15, 1-2a.3-4 Os recuerdo hermanos, el Evangelio que os proclamé y que vosotros aceptasteis, y en el que estáis fundados y que os está salvando. Porque lo primero que yo os transmití, tal como lo había recibido, fue esto: que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras. Responsorio Breve ℣. Contaron las alabanzas del señor y su poder. ℟. Contaron las alabanzas del señor y su poder. ℣. Y las maravillas que realizó. ℟. Y su poder. ℣. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. ℟. Contaron las alabanzas del señor y su poder. Tiempo de meditación Se puede dedicar un tiempo de silencio para meditación individual. Cántico Evangélico Ant. Bernabé salió para Tarso, en busca de Saulo; lo encontró y se lo llevó a Antioquía, fueron huéspedes de aquella Iglesia e instruyeron a muchos. † Se hace la señal de la cruz mientras se proclama: Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos Profetas. Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán. Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días. Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Ant. Bernabé salió para Tarso, en busca de Saulo; lo encontró y se lo llevó a Antioquía, fueron huéspedes de aquella Iglesia e instruyeron a muchos. Preces Invoquemos a nuestro Salvador, que, al destruir la muerte, iluminó la vida por medio del Evangelio, y digámosle humildemente: Confirma a tu Iglesia en la fe y en la caridad. - Tú que, por medio de doctores santos y eximios, has hecho resplandecer de modo admirable a tu Iglesia, haz que los cristianos se alegren siempre de ese resplandor. - Tú que, cuando los santos pastores te suplicaban, como Moisés, perdonaste los pecados del pueblo, santifica, por su intercesión, a tu Iglesia con una purificación continua. - Tú que, en medio de los fieles, consagraste a los santos pastores y, por tu Espíritu, los dirigiste, llena del Espíritu Santo a todos los que rigen a tu pueblo. - Tú que fuiste el lote y la heredad de los santos pastores, no permitas que ninguno de los que fueron adquiridos por tu sangre esté alejado de ti. Pueden añadirse intenciones particulares que concluyen con la respuesta propuesta más arriba Padrenuestro ℣. Terminemos nuestra oración diciendo juntos las palabras del Señor y pidiendo al Padre que nos libre de todo mal: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Oración ℣. Señor, tú mandaste que san Bernabé, varón lleno de fe y de Espíritu Santo, fuera designado para llevar a las naciones tu mensaje de salvación; concédenos, te rogamos, que el Evangelio de Cristo, que él anunció con tanta firmeza, sea siempre proclamado en la Iglesia con fidelidad, de palabra y de obra. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. ℟. Amén. † Se hace la señal de la cruz mientras se dice: ℣. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. ℟. Amén.

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