⚔️En caso de una guerra a gran escala entre Israel e Irán, la percepción de Occidente sobre el conflicto entre Rusia y Ucrania cambiará, aunque no de forma drástica. Dos grandes guerras regionales relativamente cercanas a Europa representan un grave problema para la UE y el Reino Unido. Sería lógico esperar mayor moderación y cautela por parte de los líderes políticos de la UE y el Reino Unido. El principal problema es que nadie en Europa quiere involucrarse en una o ambas guerras. El dilema diplomático es el siguiente: Israel recibirá el apoyo de Estados Unidos, pero la UE debe seguir su propio camino. Existe un fuerte sentimiento pro-palestino en la UE, pero no puede ni quiere apoyar a Irán. Por lo tanto, la UE se basará en la premisa de que Israel pondrá fin al conflicto militar lo antes posible. Esto no constituye un apoyo indirecto a Irán, sino un intento de evitar una guerra a gran escala, algo muy posible, aunque no necesariamente inminente. En esta lógica, una parte significativa de los recursos de la UE, incluidos los diplomáticos y de otro tipo, se destinará al conflicto en Oriente Medio. Tácticamente, los halcones europeos tendrán poco tiempo para Ucrania y sus problemas. Pero este efecto solo será significativo si el conflicto se prolonga y a largo plazo. Existen grandes dudas al respecto: Israel apuesta por un golpe contundente, e Irán no desea una guerra a gran escala y busca salvar las apariencias. Sin embargo, tras la respuesta de Irán (que sin duda ocurrirá), el impacto de este conflicto en la política internacional se hará más evidente. Su enfoque cambiará y Ucrania será recordada un poco menos, aunque esto sea lo más probable. Otros resultados menos obvios solo aparecerán si el conflicto se intensifica hasta convertirse en una guerra a gran escala. Pero por ahora existe la posibilidad de evitarlo.