Padre Celestial, fuente infinita de amor y misericordia, te doy gracias de todo corazón por el inmenso amor que me has regalado, un amor que me precede, me acompaña y me trasciende. Gracias por tu infinita paciencia, tu comprensión y tu perdón constante. Gracias por la vida, por la salud, por las bendiciones que me concedes cada día y por la oportunidad de crecer en tu amor. Jesús, mi fiel amigo, te agradezco por tu ejemplo de amor abnegado, por tu sacrificio en la cruz y por tu constante intercesión ante el Padre. Gracias por tu compañía en los momentos de alegría y de dificultad, por tu guía y tu luz en el camino. Gracias por tu infinita ternura y tu cercanía que me hacen sentir amado y comprendido. Espíritu Santo, alma de la Trinidad, te agradezco por tu guía, tu fortaleza y tus dones que me ayudan a comprender y vivir la fe. Gracias por la luz que iluminas mi mente y mi corazón, por el consuelo que me ofreces en mis momentos de dolor, y por el impulso que me das para crecer en santidad. Gracias por tu constante presencia y compañía que me permiten amar como Jesús amó. Te pido, Dios mío, la fuerza para corresponder a tanto amor, alejándome del pecado y buscando tu voluntad en cada instante de mi vida. Amén.