15 de Mayo 𝙋𝙤𝙧𝙦𝙪𝙚 𝙚́𝙡 𝙢𝙚 𝙚𝙨𝙘𝙤𝙣𝙙𝙚𝙧𝙖́ 𝙚𝙣 𝙨𝙪 𝙩𝙖𝙗𝙚𝙧𝙣𝙖́𝙘𝙪𝙡𝙤 𝙚𝙣 𝙚𝙡 𝙙𝙞́𝙖 𝙙𝙚𝙡 𝙢𝙖𝙡; 𝙢𝙚 𝙤𝙘𝙪𝙡𝙩𝙖𝙧𝙖́ 𝙚𝙣 𝙡𝙤 𝙧𝙚𝙨𝙚𝙧𝙫𝙖𝙙𝙤 𝙙𝙚 𝙨𝙪 𝙢𝙤𝙧𝙖𝙙𝙖; 𝙨𝙤𝙗𝙧𝙚 𝙪𝙣𝙖 𝙧𝙤𝙘𝙖 𝙢𝙚 𝙥𝙤𝙣𝙙𝙧𝙖́ 𝙚𝙣 𝙖𝙡𝙩𝙤. 𝙎𝙖𝙡𝙢𝙤𝙨 27:5 Hija mía, hijo mío, no te has detenido, solo te he estado escondiendo. No te he olvidado, te he estado formando. Mientras sentías que todo se cerraba, Yo estaba trabajando en lo que tú no podías ver. Cada ‘no’, cada pausa, cada silencio, fue una protección disfrazada. Yo vi el peligro antes que tú, y cambié la ruta para salvar tu destino. Tú pensaste que era castigo, pero era cobertura. Pensaste que te dejé solo, pero fue en la soledad donde más cerca estuve. Lo que parecía pérdida, fue poda. Y lo que parecía estancamiento, fue preparación. Escucha con atención: los vientos están cambiando. Las puertas que se cerraron ya no te pertenecen, porque estoy abriendo otras mejores. Has llorado en lo secreto, pero ahora vendrá el gozo en lo público. El tiempo del ocultamiento ha llegado a su fin. Me moví en silencio para preparar un escenario de gloria que ningún hombre podrá atribuirse. Prepárate, porque lo que viene no será lógico, será divino. Cuando sientas que nada se mueve, no te frustres. Pregunta: ¿Qué estás formando en mí, Señor, durante este proceso? A veces, Dios no mueve las circunstancias hasta que primero mueve algo dentro de ti. En lugar de correr tras respuestas, busca intimidad con Él. Cambia la queja por gratitud. Haz lo pequeño con excelencia, porque mientras eres fiel en lo oculto, Dios está preparando tu promoción. Sigue orando. Sigue confiando. No te compares. No retrocedas. Porque los que fueron escondidos por Dios, serán revelados en su tiempo… y ese tiempo, ya llegó. 𝙌𝙪𝙚́ 𝙜𝙧𝙖𝙣𝙙𝙚 𝙚𝙨 𝙡𝙖 𝙗𝙤𝙣𝙙𝙖𝙙 𝙦𝙪𝙚 𝙝𝙖𝙨 𝙧𝙚𝙨𝙚𝙧𝙫𝙖𝙙𝙤 𝙥𝙖𝙧𝙖 𝙡𝙤𝙨 𝙦𝙪𝙚 𝙩𝙚 𝙩𝙚𝙢𝙚𝙣. 𝙇𝙖 𝙙𝙚𝙧𝙧𝙖𝙢𝙖𝙨 𝙚𝙣 𝙖𝙗𝙪𝙣𝙙𝙖𝙣𝙘𝙞𝙖 𝙨𝙤𝙗𝙧𝙚 𝙡𝙤𝙨 𝙦𝙪𝙚 𝙖𝙘𝙪𝙙𝙚𝙣 𝙖 𝙩𝙞 𝙚𝙣 𝙗𝙪𝙨𝙘𝙖 𝙙𝙚 𝙥𝙧𝙤𝙩𝙚𝙘𝙘𝙞𝙤́𝙣, 𝙮 𝙡𝙤𝙨 𝙗𝙚𝙣𝙙𝙞𝙘𝙚𝙨 𝙖𝙣𝙩𝙚 𝙡𝙖 𝙢𝙞𝙧𝙖𝙙𝙖 𝙙𝙚𝙡 𝙢𝙪𝙣𝙙𝙤. 𝙇𝙤𝙨 𝙚𝙨𝙘𝙤𝙣𝙙𝙚𝙨 𝙚𝙣 𝙚𝙡 𝙧𝙚𝙛𝙪𝙜𝙞𝙤 𝙙𝙚 𝙩𝙪 𝙥𝙧𝙚𝙨𝙚𝙣𝙘𝙞𝙖, 𝙖 𝙨𝙖𝙡𝙫𝙤 𝙙𝙚 𝙡𝙤𝙨 𝙦𝙪𝙚 𝙘𝙤𝙣𝙨𝙥𝙞𝙧𝙖𝙣 𝙘𝙤𝙣𝙩𝙧𝙖 𝙚𝙡𝙡𝙤𝙨. 𝙇𝙤𝙨 𝙥𝙧𝙤𝙩𝙚𝙜𝙚𝙨 𝙚𝙣 𝙩𝙪 𝙥𝙧𝙚𝙨𝙚𝙣𝙘𝙞𝙖, 𝙡𝙤𝙨 𝙖𝙡𝙚𝙟𝙖𝙨 𝙙𝙚 𝙡𝙖𝙨 𝙡𝙚𝙣𝙜𝙪𝙖𝙨 𝙖𝙘𝙪𝙨𝙖𝙙𝙤𝙧𝙖𝙨. 𝙎𝙖𝙡𝙢𝙤𝙨 31:19-20 𝙉𝙏𝙑