21 de Mayo 𝙎𝙞𝙣 𝙚𝙢𝙗𝙖𝙧𝙜𝙤, 𝙢𝙞𝙧𝙖, 𝘿𝙞𝙤𝙨 𝙣𝙤 𝙧𝙚𝙘𝙝𝙖𝙯𝙖𝙧𝙖́ 𝙖 𝙪𝙣𝙖 𝙥𝙚𝙧𝙨𝙤𝙣𝙖 𝙞́𝙣𝙩𝙚𝙜𝙧𝙖, 𝙩𝙖𝙢𝙥𝙤𝙘𝙤 𝙙𝙖𝙧𝙖́ 𝙪𝙣𝙖 𝙢𝙖𝙣𝙤 𝙖 𝙡𝙤𝙨 𝙢𝙖𝙡𝙫𝙖𝙙𝙤𝙨. 𝙀́𝙡 𝙫𝙤𝙡𝙫𝙚𝙧𝙖́ 𝙖 𝙡𝙡𝙚𝙣𝙖𝙧 𝙩𝙪 𝙗𝙤𝙘𝙖 𝙙𝙚 𝙧𝙞𝙨𝙖𝙨 𝙮 𝙩𝙪𝙨 𝙡𝙖𝙗𝙞𝙤𝙨 𝙘𝙤𝙣 𝙜𝙧𝙞𝙩𝙤𝙨 𝙙𝙚 𝙖𝙡𝙚𝙜𝙧𝙞́𝙖. 𝙇𝙤𝙨 𝙦𝙪𝙚 𝙩𝙚 𝙤𝙙𝙞𝙖𝙣 𝙨𝙚 𝙫𝙚𝙨𝙩𝙞𝙧𝙖́𝙣 𝙙𝙚 𝙫𝙚𝙧𝙜𝙪̈𝙚𝙣𝙯𝙖, 𝙮 𝙚𝙡 𝙝𝙤𝙜𝙖𝙧 𝙙𝙚 𝙡𝙤𝙨 𝙢𝙖𝙡𝙫𝙖𝙙𝙤𝙨 𝙨𝙚𝙧𝙖́ 𝙙𝙚𝙨𝙩𝙧𝙪𝙞𝙙𝙤. 𝙅𝙤𝙗 8:20-22 He visto cómo por años te sentaste en mesas que no preparé para ti. Mesas donde tu voz fue silenciada, tu identidad fue limitada y tu fuego casi apagado. Pero Yo, el Señor, estoy volteando esas mesas. Estoy derribando estructuras impuras que disfrazaban control como cobertura, manipulación como liderazgo, y rechazo como santidad. Yo mismo estoy derribando el sistema que se opuso a mi mover puro y santo. Pero no solo estoy volteando mesas, también estoy preparando nuevas. Mesas de honra, de sanidad, de pertenencia, donde Mi aceite fluye libremente y donde Mi voz no es distorsionada. He escuchado tu clamor, he visto tu luto, y te digo: ya no vagarás más. No serás más una hoja llevada por el viento. Te planto. Te afirmo. Te rodeo con familia verdadera. Te conecto con aquellos que llevan Mi ADN, Mi fuego y Mi pureza. Te llevo de la cueva a la mesa. De la soledad a la comunión. Del modo supervivencia a la plenitud. Este es el tiempo de establecer lo nuevo. No solo estás invitado a la mesa, estás llamado a construirla. Ya no esconderás tu llamado, ni temerás levantar tu voz. Porque Yo estoy contigo, y el fuego que he puesto en ti no se apagará. Levántate, porque es hora de florecer. Es tiempo de pertenecer. Es tiempo de construir lo sagrado. Mira cómo mi Espíritu está formando nuevos aposentos altos. Lugares de fuego, de familia, de efusión. No temas al cambio, porque te estoy llevando al lugar donde serás celebrado y no tolerado. Donde tu voz será restaurada y tu copa rebosará. Yo, el Señor, te digo hoy: estás saliendo del desarraigo. Estoy aderezando mesa delante de ti, en presencia de los que te despreciaron, y tu copa está por rebosar. Prepárate: lo nuevo ya comenzó. 𝙋𝙤𝙧𝙦𝙪𝙚 𝘿𝙖𝙫𝙞𝙙 𝙙𝙞𝙘𝙚 𝙙𝙚 𝙚́𝙡: 𝙑𝙚𝙞́𝙖 𝙖𝙡 𝙎𝙚𝙣̃𝙤𝙧 𝙨𝙞𝙚𝙢𝙥𝙧𝙚 𝙙𝙚𝙡𝙖𝙣𝙩𝙚 𝙙𝙚 𝙢𝙞́; 𝙋𝙤𝙧𝙦𝙪𝙚 𝙚𝙨𝙩𝙖́ 𝙖 𝙢𝙞 𝙙𝙞𝙚𝙨𝙩𝙧𝙖, 𝙣𝙤 𝙨𝙚𝙧𝙚́ 𝙘𝙤𝙣𝙢𝙤𝙫𝙞𝙙𝙤. 𝙋𝙤𝙧 𝙡𝙤 𝙘𝙪𝙖𝙡 𝙢𝙞 𝙘𝙤𝙧𝙖𝙯𝙤́𝙣 𝙨𝙚 𝙖𝙡𝙚𝙜𝙧𝙤́, 𝙮 𝙨𝙚 𝙜𝙤𝙯𝙤́ 𝙢𝙞 𝙡𝙚𝙣𝙜𝙪𝙖, 𝙔 𝙖𝙪𝙣 𝙢𝙞 𝙘𝙖𝙧𝙣𝙚 𝙙𝙚𝙨𝙘𝙖𝙣𝙨𝙖𝙧𝙖́ 𝙚𝙣 𝙚𝙨𝙥𝙚𝙧𝙖𝙣𝙯𝙖; 𝙋𝙤𝙧𝙦𝙪𝙚 𝙣𝙤 𝙙𝙚𝙟𝙖𝙧𝙖́𝙨 𝙢𝙞 𝙖𝙡𝙢𝙖 𝙚𝙣 𝙚𝙡 𝙃𝙖𝙙𝙚𝙨, 𝙉𝙞 𝙥𝙚𝙧𝙢𝙞𝙩𝙞𝙧𝙖́𝙨 𝙦𝙪𝙚 𝙩𝙪 𝙎𝙖𝙣𝙩𝙤 𝙫𝙚𝙖 𝙘𝙤𝙧𝙧𝙪𝙥𝙘𝙞𝙤́𝙣. 𝙈𝙚 𝙝𝙞𝙘𝙞𝙨𝙩𝙚 𝙘𝙤𝙣𝙤𝙘𝙚𝙧 𝙡𝙤𝙨 𝙘𝙖𝙢𝙞𝙣𝙤𝙨 𝙙𝙚 𝙡𝙖 𝙫𝙞𝙙𝙖; 𝙈𝙚 𝙡𝙡𝙚𝙣𝙖𝙧𝙖́𝙨 𝙙𝙚 𝙜𝙤𝙯𝙤 𝙘𝙤𝙣 𝙩𝙪 𝙥𝙧𝙚𝙨𝙚𝙣𝙘𝙞𝙖. 𝙃𝙚𝙘𝙝𝙤𝙨 2:25 -28