Señor, hay días que estoy en guerra por dentro... Dame esa paz que no se compra ni se entiende. La tuya. La que no depende de que todo esté bien afuera. La que no adormece, sino que me despierta desde adentro. Que tu paz me abrace cuando no puedo más. Que me haga respirar cuando me ahogo en pensamientos. Que me enseñe a quedarme a confiar, a soltar sin miedo. Viví en mí, Jesús. Hacé de mi corazón tu casa. Aunque esté desordenado, herido o cansado... entrá igual. Quedate. Que no te cierre la puerta. Porque hoy entiendo algo: La paz no es silencio, ni calma, ni estabilidad. La paz sos Vos. Sos esa voz que me susurra en medio del ruido. Sos esa presencia que no se va cuando todo se cae. Sos ese abrazo que me sostiene y me da esperanza. Por eso ya no te busco para que me saques del conflicto, te busco para que te quedes conmigo y vivir en tu Paz. Amén. P. Matias Burgui. Ilustración @diostesalvemariaoficial