Oración de un corazón quebrantado | Basada en Salmo 51 Señor… He pecado contra ti. No quiero justificarme. No quiero maquillar mi culpa. He ignorado tu voz, he callado mi conciencia, y he corrido tras cosas vanas. Ten misericordia de mí, oh Dios, conforme a tu amor inagotable. Borra mis rebeliones, según la grandeza de tu compasión. (Salmo 51:1) Lávame. Límpiame. Mi pecado está siempre delante de mí. Contra ti, solo contra ti he pecado… Y he hecho lo malo delante de tus ojos. (v.3-4) Crea en mí un corazón limpio, Señor. No quiero un cambio superficial… Necesito que vos hagas nuevo lo que está muerto en mí. Renová un espíritu recto dentro de mí. (v.10) No me eches lejos de tu presencia. No retires tu Espíritu Santo. No quiero vivir más sin tu cercanía, sin tu voz, sin tu fuego. (v.11) Devolveme el gozo… No el gozo de las cosas que me alejaron de vos, sino el gozo de tu salvación. Sustentame con un espíritu dispuesto, obediente, quebrantado. (v.12) Y cuando me levantes, Señor, no me voy a quedar callado. Voy a hablar de tu gracia. Voy a testificar de tu perdón. Enseñaré a otros que vos salvás a los caídos, restaurás a los que te claman. (v.13) No quiero ofrecerte palabras vacías, ni rituales sin vida. Lo único que tengo para darte hoy es esto: un corazón quebrantado y humillado… y tu Palabra dice que no lo despreciarás. (v.17) Sálvame de mí mismo. Que mi historia no termine en mi caída, sino en tu gloria. Amén.