Un 5 de junio de 1625 se producía la Rendición de Breda, uno de los episodios más célebres de la historia militar de España. Tras once meses de asedio, los tercios del Imperio español, comandados con maestría por Ambrosio Spinola, lograron la capitulación de esta estratégica ciudad de Flandes. La victoria no solo tuvo un gran valor táctico en el marco de la Guerra de los Ochenta Años, sino también una enorme carga simbólica, al representar el poderío hispánico y el prestigio del arte de la guerra español. El gesto noble de Spinola al recibir al derrotado Justino de Nassau fue inmortalizado por Velázquez en “La rendición de Breda”, una de las obras maestras del Siglo de Oro. Aquel día no solo cayó una ciudad: se alzó una imagen universal de honor, clemencia y victoria.