En el siglo XVI, España pasó de ser un reino más a convertirse en un imperio global. Gran parte de ello se debió a Carlos I de España y V del Sacro Imperio (1500–1558), nieto de los Reyes Católicos y heredero de un vasto dominio europeo y americano. Nacido en Gante y criado en Flandes, accedió al trono español en 1516 junto a su madre Juana. Al principio fue recibido con recelo, lo que provocó las rebeliones de las Comunidades y las Germanías, que logró sofocar. En el ámbito internacional se enfrentó a Francia, al Imperio otomano y a la Reforma protestante, desafíos derivados en gran parte de su elección como emperador en 1520. Bajo su gobierno, España se expandió en América gracias a Cortés y Pizarro. Cansado, abdicó en 1556 en favor de su hijo Felipe y se retiró a Yuste, donde murió en 1558. Su reinado marcó un antes y un después en la historia de Europa y de España.