Vamos a normalizar NO enviar dos, tres mensajes seguidos, NO rogarle con la mente, NO mandar indirectas ni palomas mensajeras solo para saber de un hombre que claramente sabe que no ha respondido. Seamos honestas: vio tu mensaje. Lo vio en la pantalla bloqueada, lo vio cuando abrió la conversación… y tomó una decisión: “Eh, ahorita no.” O peor aún: “Ni lo voy a contestar.” Y necesito que escuches esto con claridad: su silencio no es un reflejo de tu valor. Él sabe que eres una buena mujer. Sabe lo que vales. No te ignora porque te falte algo. No desaparece porque se haya “olvidado de ti”. No está “tan ocupado”. Si quisiera hablarte, verte o estar contigo… lo haría. Así de simple. Un hombre que realmente está interesado, jamás te deja con dudas. Así que basta de romantizar un esfuerzo que no es recíproco. Deja de llamarle “lealtad” cuando en realidad estás rogando por lo mínimo. Deja de decir que es “paciencia” cuando en el fondo estás aceptando migajas mientras intentas hornear un pastel entero tú sola. Tú mereces mucho más que eso. Si han pasado horas, días o más y no ha hecho ni el mínimo intento de acercarse… eso es todo el cierre que necesitas. Tú no eres un cargador que solo busca cuando se está quedando sin batería. No eres un plan B. No eres una opción conveniente. Eres un regalo. Un regalo raro, hermoso, irreemplazable. Y cualquiera que te trate como si fueras descartable… no merece tener acceso a ti. Así que basta de perseguir. Nada de párrafos eternos. Nada de “solo quería saber cómo estás”. Déjalo. Déjalo en el silencio que él mismo creó. Y mientras él se queda ahí, tú vive tu vida. Sana. Brilla. Enamórate de ti. Invierte en tus sueños, cuida tus amistades, y deja abierta la puerta para alguien que nunca va a necesitar que le recuerdes cómo tratarte bien. Lo que es real, no se fuerza. La persona correcta va a llegar, va a esforzarse y te va a amar sin miedo, sin dudas, sin excusas. Así como mereces.